La inteligencia llega a las ciudades, aunque faltan objetivos claros
En la Smart City Expo celebrada la semana pasada en Barcelona se mostraron las múltiples iniciativas y aplicaciones existentes, tanto de suministradores como de ciudades.
En la feria y congreso Smart City Expo, que tuvo lugar los pasados 14 al 16 de noviembre en Barcelona, quedó claro la multiplicidad de iniciativas y desarrollos que ya están disponibles para dotar de más “inteligencia” a los servicios que prestan las ciudades y mejorar de esta forma su gestión y que sean más eficientes, tanto desde el punto de vista de ahorro de costes como de su calidad.
Muchas ciudades ya han pasado de la fase de experimentación a la de implantación de diversos servicios más inteligentes, gracias a la incorporación de sensores y actuadores en múltiples puntos donde se presta el servicio, que sirven para recoger datos sobre su funcionamiento y que después se utilizan para gestionar mejor el servicio o incluso de modificarlo, si se dispone de los actuadores pertinentes.
Muchas grandes ciudades han puesto en marcha múltiples iniciativas e incorporado tecnología para dotarlas de más inteligencia y servir mejor al ciudadano, varias de las cuales estaban presentes en Smart City Expo, como es el caso de Dubai, Nueva York, Berlín, Chicago, Amsterdam, Tel Aviv, Montevideo, Bruselas, Busan, Atlanta, países nórdicos o Barcelona, con grandes stands donde mostraban lo que están haciendo con la ayuda de socios que desarrollan las aplicaciones.
La presencia directa de estas y otras muchas ciudades en la feria responde a un interés por promocionarse y servir de polo de atracción y experimentación a distintos inversores y empresas tecnológicas, aparte del objetivo por conseguir unos servicios ciudadanos más eficaces con el uso de la tecnología. Además de las ciudades directamente, también exponían muchos países y regiones las soluciones que han desarrollado empresas locales. La feria y congreso paralelos han superado las previsiones iniciales, según la organización, con la asistencia de 700 ciudades, 675 expositores y más de 400 ponentes. En conjunto fue visitada por 18.000 personas, un 13% más que el año pasado.
La parte central de Smart City Expo consistía, no obstante, en la oferta que ya tienen disponible grandes y pequeñas empresas y en la exposición de su tecnología y aplicaciones, mayoritariamente basadas en la nube. De ellas, destacaban las plataformas globales que tienen compañías como Huawei o Cisco y los productos o soluciones más específicas a cargo de Bosch, Siemens, Intel, SAP, Cellnex, ZTE, Mastercard o Microsoft. Otras empresas mostraban los beneficios que la incorporación de la tecnología permite a su oferta tradicional, como la recogida de residuos, sistemas de alumbrado público o contenedores de basura, como era el caso de FCC, Ferrovial, Suez, Engie, Ros Roca o Alstom.
En el congreso que se celebró en paralelo a la feria, se destacaron las múltiples posibilidades que brinda la tecnología, pero también los retos y escollos a los que se enfrentan para lograr unas ciudades que presten a los ciudadanos servicios más eficientes y eficaces, que es al final de lo que se trata. Dos de los problemas más destacados fueron el financiero, con la medición de un retorno de la inversión objetivo y en un plazo razonable, y el otro la creación de estándares de facto que permita una interconexión de las distintas aplicaciones existentes. En este último aspecto, se reconoció que se ha progresado mucho en la creación de estándares de datos abiertos y de pasarelas y conectores de distintas plataformas, aunque queda mucho camino por recorrer, porque cada suministrador tiene interés en “su” solución.
Con un enfoque mucho más global y holístico, destacó la intervención de Joan Clos, que fue alcalde de Barcelona y ministro de Industria y ahora está al frente del organismo Habitat de la ONU. Clos aboga por una “urbanización inteligente”, que hagan las ciudades más seguras, que mitiguen en lo posible el cambio climático y, sobre todo, que se unan los conceptos de desarrollo y de urbanismo.
“La urbanización es un acelerador y una herramienta clave para el desarrollo de las ciudades y de la humanidad”, aunque pocos países, excepto China, lo tienen claro, enfatizó. Para que la urbanización promueva el desarrollo es preciso un cambio de mentalidad y crear una política urbana a nivel nacional, complementada con la implantación de una política a nivel local. Dentro de lo que llamó la rueda de la urbanización sostenible y cualitativa, en el interior de la política nacional y local deben existir leyes y reglamentos claros, un diseño físico racional de las ciudades y la adecuada financiación local.
La tecnología, señaló, es clave para lograr esta urbanización inteligente, pero debe existir un objetivo claro para exista el desarrollo y mejore la calidad de vida de la gente. Las ciudades son ideales para fomentar la creación de servicios, base de la economía actual, pero se debe tener en cuenta que un ciudadano urbano consume diez veces más energía que un ciudadano que vive en un entorno rural. “Los retos a los que nos enfrentamos en los próximos veinte años son mayúsculos”. La tecnología debe contribuir a su solución pero por sí sola, sin un objetivo audaz, no lo hará, apostilló.