Siete son las tendencias tecnológicas que acapararán los focos a lo largo de 2022 en la región EMEA (Europa, Oriente Medio y África). Así lo cree que Jaime Balaña, director técnico de NetApp para España, que aporta sus impresiones para el nuevo año.
Balaña confía en “lo digital primero como nuevo paradigma empresarial”. En el mundo pospandémico, el éxito de los negocios dependerá de su transformación digital y fenómenos asociados como el Business Analytics, para una toma de decisiones estratégica, o la convergencia entre los ámbitos online y offline.
Esto dará como resultado la adopción del gemelo digital más allá de los entornos industriales.
La ciberseguridad y la resiliencia tendrán un papel capital. Durante los últimos meses, con la proliferación del teletrabajo, “las compañías tuvieron que aceptar el hecho de que muchos procesos y protocolos de seguridad de la tecnología no se adaptan bien a la lucha contra el ransomware, porque es prácticamente imposible cortar todas estas rutas de infección, especialmente cuando los delincuentes utilizan la ingeniería social”, dice Balaña.
Esto significa que las organizaciones recurrirán a nuevos métodos. La solución pasará por la prevención en tiempo real basada en inteligencia artificial y políticas de confianza cero.
Aunque hayan pasado casi dos años desde el inicio de la crisis sanitaria, su impacto será “sostenido” y se certificará en la cadena de suministro y la aceleración de la nube.
Tras los retrasos vividos en la distribución de componentes, la adopción cloud se acelerará a medida que los compradores buscan alternativas a la adquisición de infraestructura local tradicional para satisfacer la demanda.
Por otro lado, la optimización de las líneas de producción y procesos comerciales podría terminar fortaleciendo el sistema de distribución en el futuro. NetApp observa un potencial ilimitado en el internet de las cosas industrial y los efectos de combinar las TI con la tecnología operativa.
En cuanto a la expansión del trabajo híbrido, se está revelando una escasez de mano de obra que desatará la competencia por personal cualificado. Pero tampoco se descarta que el sector tecnológico sea capaz de combatir la brecha laboral con tecnologías de desarrollo de software low-code, no-code y de inteligencia artificial (IA).
En esta misma línea, la “inteligencia artificial como producto”, utilizada en múltiples industrias, es otra predicción para 2022. Los servicios gestionados tienen potencial para convertirse en el modelo principal de consumo, con los proveedores de nube duplicando ofertas como las de GPU como servicio.
“Esto es un catalizador importante: a medida que más sectores utilizan la IA para mantenerse competitivos e innovar, es necesario que exista una base tecnológica sólida que pueda escalar en consecuencia”, explica Jaime Balaña, “y los usuarios de IA deben trasladar sus proyectos de IA de una infraestructura independiente y dedicada (en silos) a entornos de producción compartidos y virtuales”.
Otro catalizador será el TinyML, con el aumento de la inteligencia artificial en dispositivos del edge.
En quinto lugar, NetApp mira hacia tendencias de datos y subtendencias como el análisis y la optimización de servicios digitales, los microservicios o las soluciones de contenedores en entornos de producción.
NAS y SAN se mantendrán como tecnologías seleccionadas para tareas de almacenamiento, mientras que la soberanía digital será importante para establecer una infraestructura segura de intercambio de información, lo que llevará a un mejor cumplimiento de las normativas dentro y fuera de Europa.
La computación cuántica es otro punto a considerar. En este ámbito, los primeros casos de uso también se consumirán como servicio. Parece que los fabricantes avanzarán en sus estrategias cuánticas a lo largo de 2022, aunque seguramente sus efectos tardarán un tiempo en hacerse realidad.
Por último, la ecología seguirá vinculada a la tecnología. NetApp tiene en cuenta la sostenibilidad y asegura que “el ESG se convierte en una ventaja competitiva”. Estas siglas hacen referencia a criterios de medioambiente, sociales y de gobernanza, que seguirán pesando en las estrategias de las compañías, en parte por la necesidad de reducir las emisiones de dióxido de carbono por presión regulatoria.
“Si miramos a los nuevos modelos híbridos de contratación, vemos que permiten a las empresas reclutar personal en cualquier parte, reducir el espacio de oficina y recortar significativamente los viajes al trabajo”, apunta Jaime Balaña.
“Otra área de aplicación”, continúa, “sería la que se refiere a los procesos de producción, que pueden hacerse más respetuosos con el medioambiente con la ayuda de las tecnologías. Más automatización y optimización, producción flexible, pruebas y planificación en software son todos ellos aspectos que reducen el desperdicio y los residuos”.
Una prioridad para el nuevo año será alcanzar las emisiones netas cero, tanto a nivel interno como en relaciones con terceros.
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