El Big Data se sitúa siempre entre las primeras posiciones de las tendencias tecnológicas más nombradas por los expertos que las empresas deberían tener en cuenta, ya que unido a una buena analítica puede optimizar la toma de decisiones y mejorar la eficiencia.
Pero Vector ITC revela que un 65 % de los proyectos basados en Big Data que se van lanzando en España termina en fracaso.
¿Por qué? Porque todavía hay retos que superar en este terreno. “El Big Data ofrece a las compañías la posibilidad de obtener un conocimiento detallado, fiable y profundo para tomar decisiones más inteligentes y menos arriesgadas. La importancia crucial de esta tecnología no radica en almacenar un gran volumen de datos, sino en saber analizarlos para extraer el máximo valor de ellos”, diferencia Rafael Conde del Pozo, director de Digital & Innovación de Vector ITC.
Para triunfar, “las empresas deberán primero considerar para qué tipo de procesos necesitan implementar las soluciones de análisis de datos”, señala Conde del Pozo, “y qué desafíos presenta su implantación, con el objetivo de reducir costes y aumentar la rentabilidad del negocio”.
Uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta el Big Data es la falta de talento. Los expertos en Big Data, los científicos de datos, son altamente codiciados. Son ellos los que analizan los enormes volúmenes de datos que manejan las empresas para sacar a la luz información de valor.
En este sentido, la calidad de los datos es otro reto. Esto es, las organizaciones deben asegurarse de que el material analizado es relevante y preciso. Si no, los informes que se redacten a partir de la información obtenida no conseguirán explotar todo su potencial.
La ciberseguridad también es clave. Los datos están entre los activos más preciados de las empresas y entre los más perseguidos por los ciberdelincuentes, especialmente si son confidenciales. Los repositorios en servidores físicos o virtuales tienen que estar bien protegidos de intentos de robos o una posible destrucción.
A la ecuación hay que sumar también la reglamentación, ya que las compañías están obligadas a cumplir con diferentes normativas en materia de almacenamiento y uso de datos. Una norma bien conocida sería el Reglamento General de Protección de Datos.
Por último, está el factor del cambio dinámico o el desarrollo veloz de tecnología y las posibilidades de inversión que se van abriendo con el paso del tiempo. Antes de adoptar una solución nueva hay que analizar procesos y costes para optimizar su implementación.
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