El valor actual de Uber se estima en más de 60.000 millones de dólares. A pesar de la controversia que acompaña a sus servicios en múltiples ciudades y hasta países enteros donde no se permite su actividad, allí donde opera obtiene un éxito imparable. Pero podría existir un inesperado freno a tan próspero negocio.
Previamente habría que mencionar que recientemente Uber ha anunciado que tiene previsto para su filial de California una “relajación” en los requisitos que exigían a los conductores de su plataforma en relación a sus antecedentes penales. Desde ahora los solicitantes sólo serán rechazados si los delitos por los que tuvieron que cumplir condena son de índole violenta o sexual, una decisión que se ha tomado tras el resultado de un reciente referéndum en aquel estado por el que se ha modificado la clasificación de ciertos delitos no violentos pasando a considerarse faltas, además del convencimiento de Uber de que quien ya ha pagado su deuda con la sociedad merece una oportunidad.
Esto podría ayudar a Uber al permitir que aumente su base de posibles conductores, pero como mencionábamos hay una posible amenaza en el horizonte y tiene que ver con la recuperación de la Economía que está teniendo lugar en Estados Unidos.
Conviene también olvidar los esquemas y cifras a los que estamos acostumbrados en España, puesto que en Estados Unidos de América la crisis ha hecho crecer el paro hasta una cifra inédita allí del 9,6 % (nueve coma seis) de la población activa habiendo descendido recientemente hasta un 5 %. Estos síntomas de una economía recuperada y que comienza a crecer podría llegar a dificultar a Uber encontrar más conductores porque estos estarían ya empleados en otros puestos de trabajo.
Por otro lado compañías rivales como Lyft están recibiendo sustanciosas inyecciones de capital por parte de empresas inversoras (recientemente General Motors ha invertido 500 millones de dólares) y tal competencia lleva a Uber a recortar sus tarifas en las ciudades donde mantiene esa competencia, lo que desincentiva a los conductores de la plataforma puesto que también se resienten los emolumentos que reciben por cada trayecto.
Un 52 % de los conductores de Uber lo hacen empleando sus propios automóviles en lugar de tener uno específico (incluyendo limusinas y todocaminos de gran tamaño) y además supone una segunda actividad adicional a sus empleos con los que buscan obtener unos ingresos extras, por lo que parecen los menos dispuestos a abandonar tan lucrativa actividad (como mencionábamos anteriormente, mientras siga siéndolo). Hay un 30 % de conductores de Uber que sí tienen una importante dependencia económica de los beneficios que obtienen con esta actividad, con más de 30 horas de conducción semanal.
En estos grupos estarían quienes, dada una mejora de la situación económica que les permita acceder a un empleo mejor remunerado podrían optar por abandonar Uber, a la empresa empezaría a costarle encontrar chóferes y podría comenzar a peligrar su por ahora exitoso modelo de negocio.
vINQulo
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