Datos, datos y más datos. Eso es lo que rodea a usuarios y organizaciones en un momento histórico en el que la cantidad de dispositivos conectados no deja de crecer y en el que las tecnologías que favorecen el almacenamiento, la generación de contenido y la velocidad de trasmisión tampoco cesan en su empeño evolutivo. El Big Data es una realidad que no podemos ignorar. Para analizar las implicaciones de los grandes volúmenes de datos, NetMediaEurope ha reunido a un trío de destacados representantes de la industria: Arturo Gutiérrez, experto en soluciones Big Data de SAP, Jorge Jiménez, Data Center Business Development de Schneider Electric y José Luis Noriega, Technical Account Manager de Beeva.
Los tres han participado en un encuentro online moderado por nuestra compañera Rosalía Arroyo, redactora jefe de ChannelBiz. Con ellos hemos hablado durante la mesa redonda “La explosión de los datos” sobre las soluciones que están impregnando todos los modelos de computación para favorecer la gestión de información, ya sea ésta información estructurada o no. Con la experiencia conjunta de SAP, Schneider Electric y Beeva, hemos sido capaces de analizar retos, pero también de poner sobre la mesa la lista de ventajas que trae aparejadas Big Data. ¿Qué aporta esta tendencia?, ¿deja lugar para las pymes?, ¿entra en conflicto con la privacidad?, ¿cómo debe organizarse el centro de datos a partir de ahora?, ¿son las ciudades más inteligentes de lo que pensamos? Éstas son sólo algunas preguntas a las que damos respuesta.
Hacia una definición de Big Data
Por norma general, Big Data se define directamente como un gran volumen de datos. Pero el experto de soluciones Big Data de SAP, Arturo Gutiérrez prefiere referirse a este fenómeno como “una nueva manera de ver la sociedad”, “una nueva manera de hacer negocio alrededor de los grandes volúmenes” de datos o, simple y llanamente, como “una nueva manera de ver la gestión de la información, porque alrededor de toda esa gestión de la información hay señales”. Estas señales presentan valor real para las empresas modernas al permitirles “abordar nuevos proyectos que hasta ahora no se habían abordado”. ¿Por ejemplo? El mantenimiento predictivo, el estudio de redes sociales, la personalización de ofertas y el propio análisis de fraude.
Como bien hilvana José Luis Noriega, Technical Account Manager de Beeva, Big Data “es más bien un medio de hacer cosas, de tratar información de una forma que antes era muy difícil” o que por desgracia, y en demasiadas ocasiones, resultaba muy costosa. “Y ahora ya no lo es”, celebra. Por eso habría que abandonar la idea de que Big Data se trata de “una especie de fin” al que llegar y donde todo termina. A esta canalización de su utilidad Jorge Jiménez, Data Center Business Development de Schneider Electric, añade el componente de la inmediatez. Más allá de abrirnos los ojos gracias a la acumulación de información y sus posibilidades evolutivas, Big Data “sobre todo es coger esa información y analizarla en tiempo real”, dice Jiménez, “y que las compañías puedan reaccionar más rápido para mejorar negocio o para mejorar en eficiencia”.
La inmediatez es, en sí misma, una característica y una ventaja de Big Data. Otro de sus beneficios sería la inteligencia que otorga. “El objetivo al final es obtener insights”, interviene nuevamente Noriega, “obtener información, que emerge y que no es visible a simple vista”. Si además se aplica a esta actividad la imaginación necesaria, o la inversión suficiente, se favorecería la creación de modelos de negocio novedosos basados en información. “Esa información la están disponibilizando […] como servicio para ser utilizada”, explica este directivo. Y ahí no se queda la cosa. Tanto desde Schneider Electric como desde SAP destacan la importancia del factor humano a la hora de inferir conocimiento y entregarlo en beneficio de la sociedad.
“Obviamente tiene que haber una estrategia de compañía”, dice el representante de Schneider, “que la compañía quiera tratar esos datos y luego ayudarse de gente especialista que sepa sacarle el valor”. Y es que “en Big Data hay un concepto muy importante que no es solamente la tecnología, son los científicos de los datos”, aporta el experto de SAP, que concreta que este tipo de científico es “la persona que conoce las necesidades de las empresas o las necesidades de los ciudadanos y es capaz de unir la tecnología con el negocio y sacar partido de esto” de tal modo que aporta “un valor añadido alrededor de toda esta información”.
Google, Facebook, Twitter y las pequeñas empresas
¿Qué compañías pueden aprovecharse de Big Data? Sin lugar a dudas, grandes referentes que ya han nacido en plena era del “boom” de los datos como Google, Facebook, Twitter u otros gigantes de Internet. “Hay empresas que ya tratan los datos en mayor o en menor medida”, recuerda el responsable de desarrollo de negocio de Schneider Electric, Jorge Jiménez, así que “al final se trata de aplicar un nivel superior a ese trato de datos porque son más diferentes ahora, [los datos] están más desestructurados”. Y también consiste en reconducir la infraestructura que ya se posee. El gerente de cuenta de Beeva, José Luis Noriega, cree que “lo importante es tener tecnologías complementarias” a las existentes e ir probando con sustituciones progresivas, porque hay una herencia “y es muy difícil migrar”.
¿Significa esto que el Big Data excluye a los negocios más pequeños? Ni mucho menos. El propio Noriega admite que “hay tecnologías ahora mismo, especialmente en la nube, que por coste son accesibles incluso hasta para pymes”, incluso si su volumen de información no es tan abrumador. “Con las tecnologías que hay hoy día, con software as a service” y demás “al final [Big Data] está dirigido a cualquiera que quiera sacar un beneficio de los datos de los cuales puede disponer”, concuerda Jorge Jiménez. No en vano, para esta categoría de compañías el concepto de Big Data se identificará cuando no sea capaz de gestionar más recursos. “Será otro nivel, pero al final conceptualmente es lo mismo”, concede Jiménez.
Su contertulio Arturo Gutiérrez va más lejos. Para él no consiste en que no “sea sólo para las grandes empresas, […] ni siquiera es sólo para las empresas. Es decir, Big Data está en todas partes. Big Data está en la sociedad también, con lo cual todo el mundo puede sacar beneficio”. Estaría pensado “para las empresas grandes, pequeñas, e incluso para organismos públicos, administraciones y el individuo, la persona que vive alrededor de todo esto”. Citando a Darwin, “las especies que sobreviven no son ni las más fuertes ni las más inteligentes, sino las que mejor se saben adaptar a los cambios”, compara Gutiérrez. Y “esto es exactamente lo mismo que va a ocurrir aquí. Yo estoy seguro de que va a haber empresas que se queden por el camino” mientras que triunfarán “las que sepan cambiar la forma de hacer las cosas”.
¿Existe el centro de datos ideal?
Esa nueva forma de hacer las cosas no pasará por construir un centro de datos tipo, porque no existe. “No hay un CPD óptimo”, nos cuenta asimismo Arturo Gutiérrez que, pese a ello, apuesta por condiciones como la simplicidad y la flexibilidad. “Mucho de esto te lo da la nube”, insiste. En ella “puedes poner a funcionar tus cosas muy rápidamente, no tienes que hacer unas inversiones iniciales muy fuertes y, además, estamos hablando de nubes de todo tipo: nubes híbridas, nubes públicas, nubes privadas. Cada uno se puede ajustar a las necesidades que requiera su empresa”. Para Jorge Jiménez, “lo que se necesita sobre todo son centros de datos que sean muy ágiles en el cambio”, incluyendo los baremos de energía.
Mientras tanto, José Luis Noriega opina que “la arquitecturas extendidas y las nubes híbridas son el centro de datos de hoy. Incluso en el futuro se tiende a que sea multinube y a que sea relativamente abstracto”. Aquí también cabe recordar el papel de plataformas especializadas en la gestión de datos masivos no estructurados como NoSQL, para “superar algunas de las rigideces que las bases de datos relacionales tradicionales tenían” en favor de mayor velocidad de respuesta y concurrencia, o Hadoop y su paralelización, que “es realmente lo que ha creado la explosión del Big Data”. Ambas aportan “data discovery”, completa Gutiérrez, de modo que “tú guardas la información como te da la gana y consultas la información como te da la gana”.
“Ahora la gente lo que quiere es acceder a la información de la manera más simple posible”, continúa este trabajador de SAP. “Nos hemos googleizado”. Y esa sencillez es lo que aportan los nuevos modelos, que “no sustituyen a otras bases de datos” sino que las complementan y aportan un extra. “Por delante, al lado, por detrás, en un costado, donde las quieras poner, tiene que haber probablemente las tecnologías tradicionales de bases de datos que se han venido utilizando casi siempre”, quiere dejar claro Arturo Gutiérrez. Y “lo que aportan es precisamente que son abiertas”, señala Jiménez, responsable de desarrollo de negocio de Schneider Electric. “Todos los grandes fabricantes ITs se están convirtiendo en grandes integradores” y “quizá por eso están triunfando ahora este tipo de herramientas” open source.
Seguridad y privacidad: Las leyes de protección de datos
En el capítulo de retos, Big Data está forzado a superar las reticencias de los usuarios en lo que se refiere al respeto por su privacidad. “Es un tema de mentalidad”, apuntan desde Schneider, “por defecto somos desconfiados” con “cualquier tecnología que aparezca que de alguna forma nos abstraiga de lo que vemos, que son los discos de almacenamiento o servidores”. Siempre ha pasado y se puede luchar contra ello. “Con el paso de los años muchas más cosas se van a ir yendo a la nube y se va a ir pudiendo trabajar en Big Data cuando se vaya cambiando esa mentalidad”, aventura Beeva por boca de José Luis Noriega. “¿Llegaremos a un futuro multicloud donde los datos se muevan? Es posible, pero la realidad a día de hoy es que los datos suelen persistir y suelen tratarse en sitios donde puedas cumplir” leyes como “la que impone la Unión Europea”.
“Ahora mismo ya hay leyes que protegen esta privacidad y esta seguridad”, coincide el experto de soluciones Big Data de SAP, Gutiérrez, que las tacha de “demasiado restrictivas” al haberse creado hace años y focalizarse “en la parte de que no se pueda acceder a tu información personal”. Él anima a “darle la vuelta: en vez de pensar si vamos a perder privacidad o vamos a perder seguridad con proyectos de Big Data, vamos a ver qué aporta”, descubriendo vulneraciones por parte de terceros. También incide en las diferencias culturales y en el hecho de que en lugares como Estados Unidos “lo que les está preocupando no es que se utilicen tus datos personales sino que se empiecen a crear una especie de castas de la información y haya grupos sociales vulnerables que se queden fuera de todos estos avances tecnológicos”.
Cuando las ciudades se volvieron inteligentes
Uno de los avances más notables es el nacimiento de las ciudades inteligentes, aquellas que, según Jorge Jiménez, ponen información a disposición de los usuarios “para que puedan tomar decisiones inteligentes” y en las que ellos también pueden “intervenir en la generación y en la explotación de la información”. Esto revierte en “una mejora de la calidad de vida de los ciudadanos”, valora Noriega, aportando “eficiencia” y “ahorro de costes”, por lo que no va a haber “quien lo pare”. Al menos eso es lo que vaticina Gutiérrez. “Las ciudades cada vez van a ser más inteligentes”, comenta este empleado de SAP, “dentro de algunos años hay una previsión de que siete de cada diez personas vivan en zonas urbanas. Teniendo en cuenta que las zonas urbanas son el 2% del planeta, o haces que sea inteligente o esto va a ser un colapso”. Para ello, “lo único que hace falta es inversión”, comenta Jiménez, que confía en “el salto generacional”.
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