La era de los objetos conectados
En 2020 habrá más de 70 mil millones de dispositivos conectados a internet en el mundo. Se trata de un sector que, durante la próxima década, tendrá un potencial económico cercano a los 11 billones de euros. Construir un planeta más inteligente y mejorar los hábitos de vida son los principales retos para esta nueva revolución.
Incipientes proyectos “made in Spain”
Grandes compañías como Telefónica se han puesto manos a la obra para no perder la oportunidad de subirse a este tren revolucionario. Por ello, se ha embarcado en un proyecto de creación de módulos de pequeño tamaño capaces de combinarse libremente y construir sensores conectados a internet. A través de su producto Thinking Things, gestionado al estilo de una startup, es posible detectar parámetros como la temperatura, la luminosidad o la presencia de personas para, posteriormente, enviar dicha información mediante una aplicación al smartphone o tableta. El objetivo es transformar el mercado con una solución modular completa, así como crear productos inteligentes y conectados.
Gracias a Thinking Things, podrán encenderse o apagarse luces a distancia, controlar el estado de una obra en construcción o comprobar el envío de una mercancía. Se trata de un proyecto en fase de desarrollo que, según Carlos de Otto, se comercializará en el próximo año. “El hardware se diseña y fabrica en casa, lo que resulta novedoso. El equipo, formado entre 10 y 15 personas, tiene todos los perfiles necesarios. Disponemos de diseñadores, programadores, ingenieros…”, expone.
Pero no solo las grandes empresas se han hecho eco de esta revolución. Lhings es una plataforma cloud que permite al usuario acceder a sus dispositivos y gestionarlos desde cualquier lugar. “El objetivo es lograr que el Internet de las Cosas no sea una tendencia o un concepto, sino una realidad que disfrutar. Ayuda a mejorar la productividad, bajar costes y optimizar procesos”, revela Agustín Navarro, CEO de Lhings. Y añade que “la revolución que está por venir tiene el potencial de cambiarnos como sociedad. La falta de una estandarización fomenta la aparición de aplicaciones verticales, donde cada creación es individual, propietaria e incompatible con otras”.
Ofrecer soporte a proyectos de IoT y aportar valor representa una meta para Carriots, “el servicio en la nube al que se conectan las cosas que intervienen en un proyecto de IoT”, según Álvaro Everlet, CTO de la compañía. Los dispositivos envían datos que se almacenan en una estructura de Big Data y pueden ser tratados para permitir dotar de inteligencia a los proyectos.
La temática IoT arrasa en las plataformas de crowdfounding. Aun así, la labor de integración y estandarización del nuevo universo supone todo un reto. “Se juntan soluciones domésticas con industriales. La alta fragmentación implica muchos esfuerzos duplicados, grandes iniciativas que se ven obligadas a retirarse o a reinventarse… Nada que no se haya vivido en otros sectores. Saldremos de ésta”, sentencia el CTO de Carriots.