“La computación clásica no está muerta, incluso en la era posterior a la ley de Moore”
ABI Research cree que la computación cuántica no llegará a los niveles de distribución de máquinas más clásicas, con despliegues comerciales a escala, a corto o medio plazo.
De los ordenadores de hoy en día se acabará pasando en el futuro a máquinas de computación cuántica para afrontar ciertas tareas.
Si los cálculos de ABI Research son precisos, dentro de diez años, en 2028, los ingresos por servicios de computación cuántica serán de más de 15.000 millones de dólares. En ello tendrán que ver una serie de aplicaciones como las de inteligencia artificial y sus algoritmos avanzados, el cifrado de ciberseguridad de próxima generación, el enrutamiento del tráfico o el diseño de productos químicos y materiales avanzados, entre otras cosas. También influirán en esa demanda de la computación cuántica los proyectos de investigación y desarrollo.
Eso sí, todo ello no quiere decir que las computadoras clásicas estén acabadas. O que la computación cuántica no tenga retos que superar.
“La computación clásica no está muerta, incluso en la era posterior a la ley de Moore”, comenta Lian Jye Su, analista principal de ABI Research, que explica que las máquinas más clásicas se usarán “para ejecutar tareas tradicionales como texto, vídeo, procesamiento de voz y procesamiento de señal”, si bien “serán potencialmente desafiadas por máquinas cuánticas cuando se trate de ejecutar algoritmos que requieren un procesamiento en paralelo masivo”.
El caso es que esas máquinas cuánticas en las que trabajan firmas como D-Wave Systems, IBM y Rigetti Computing todavía están en sus inicios. Para el uso comercial a gran escala hay que esperar. Parece que su nivel de distribución no se equiparará al de las otras máquinas, las clásicas, en la próxima década.
En el capítulo de desafíos se encuentran temas como estabilidad tecnológica, confiabilidad, escalabilidad y eficiencia de costes, según ABI Research.