La alineación de Venus y Júpiter ocurrió según los astrónomos australianos el 17 de junio y según su hipótesis sería “el faro de luz” relatado en los textos sagrados, que atrajo a los magos a Belén.
La Biblia nunca menciona que la Natividad fuera el 25 de diciembre, una fecha decidida por la Iglesia Romana en sus inicios, sin base científica para dicha proclamación religiosa.
Otros fenómenos como la explosión de una supernova han sido citados anteriormente para intentar concretar la fecha del nacimiento de la figura central del cristianismo, aunque los astrónomos australianos aseguran que los resultados de su investigación es científicamente la más potente de cuantas se han emitido. De ser cierto Jesucristo habría sido un Géminis en términos astrológicos: amistoso, comunicativo y jovial.
No importa demasiado. Los creyentes seguirán celebrando la llegada del Mesías y los ateos se darán el tradicional festín alcohólico-gastronómico.
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