Hubo un tiempo en el que Microsoft y su sistema operativo Windows reinaron en el mercado informático. Y decimos hubo porque todas las intervenciones en forma de estadísticas de las grandes consultoras reflejan un cambio tendencia hacia dispositivos móviles, táctiles y manejables, un espacio que se comerá poco a poco al concepto de PC tradicional y en el que los productos del gigante de Redmond están pobremente representados. Ahora mismo tres cuartas partes del mercado de smartphone son Android y seis de cada diez tabletas vendidas en el mundo responden al nombre de iPad. Y esto irá in crescendo.
Según las estimaciones para el presente curso, hasta diciembre se distribuirá más del doble de equipos con sistema operativo de Google que gobernados por Windows y el parque de tablets PC crecerá casi un 70% respecto a las cifras de 2012, mientras que el de computadoras de escritorio y portátiles se retraerá al menos siete puntos porcentuales. De hecho, la previsión última es que los números de ambos tipos de dispositivos acaben nivelándose para finalmente intercambiar posiciones, algo que debería ocurrir en 2017 cuando el conjunto combinado de ordenadores personales e incluso ultraportátiles no será capaz de alcanzar, y además no lo hará por bastante distancia, a las tabletas.
Uno de los factores que poco a poco va ayudando a inclinar la balanza a favor de este nuevo tipo de gadgets de menor grosor y mayor portabilidad, además de los diferentes avances en materia de procesadores, tiempo de arranque, autonomía y calidad de pantalla, es su introducción en centros educativos. Los fabricantes quieren inundar las aulas con tabletas que a la hora de cuadrar presupuestos resultan más económicas que otras máquinas y más ecológicas que la tala indiscriminada de árboles, mientras que de cara a los alumnos son más intuitivas y, sobre todo, más cómodas de transportar que el lote diario de libros de texto cargado en sus mochilas.
Un estudiante puede almacenar en un único soporte de apenas unos cientos de gramos de peso todo el temario de un curso, recibir de su maestro una copia completa de la materia impartida al final de cada clase, navegar por Internet para resolver dudas, reproducir información audiovisual que le ayude a fijar conceptos y utilizar aplicaciones autorizadas por el centro en el que estudia. Yendo más allá del citado ahorro de costes, es evidente que esta inserción se traduce asimismo en una democratización real de las oportunidades de escolarización y en una preparación más óptima de los estudiantes para manejarse en el mundo tan tecnológico que nos ha tocado vivir.
Apple, Google y Microsoft: mismos rivales, nuevo objetivo
Apple ha sido una de las primeras firmas que se ha dado cuenta de esto, entre otras cosas porque dio el pistoletazo de salida al tan manido término de era post-PC tras la introducción del iPad allá por 2010. Desde entonces, ya en la época de Steve Jobs, ha intentado aprovechar su posición de liderazgo para captar usuarios desde tempranas edades y no le está resultando nada mal, especialmente en el mercado local de Estados Unidos. No en vano, los niños de hoy en día son nativos digitales a los que no les cuesta adaptarse al uso de dispositivos táctiles. Y hacerse con el mercado educativo supone una magnífica puerta de entrada para crear futuros fanboys de la marca.
La firma de la manzana mordida no sólo ofrece hardware, sino que está volcada en la creación de contenido. A la primigenia iBooks, lanzada también hace tres años, le siguió la aplicación iBooks 2 y su formato de lectura interactiva gracias al cual los usuarios pueden subrayar texto, añadir anotaciones, visualizar imágenes estáticas o diagramas, reproducir vídeos, pinchar en enlaces, realizar consultas, aprender significados y memorizar a través de tarjetas, entre las principales funciones que alejan a estos libros electrónicos de los densos y poco actualizados libros de texto tradicionales. Y, cómo no, llegaron los lanzamientos de iBooks Author, una herramienta que facilita el desarrollo de dichas creaciones sin mayores complicaciones por la mitad de precio y de iTunesU, un software con el que tanto docentes como pupilos pueden acceder a todo el material necesario para sus clases desde sus dispositivos móviles Apple en cualquier momento.
Por igual camino va Google, que durante la última edición de la conferencia de desarrolladores I/O presentó su propia sección de material escolar dentro de su tienda oficial de aplicaciones. Google Play for Education, que así se llama la iniciativa en cuestión, permite a los centros buscar, comprar y distribuir al instante entre los dispositivos de sus estudiantes apps que han sido ordenadas en base al tipo de asignatura, la edad del alumnado, el plan de estudio u otros criterios. Al cariz de formación vanguardista se suman consecuencias positivas para los desarrolladores, que si todo va según lo previsto verán aumentar sus ganancias a través de la distribución de programas al por mayor, y para los fabricantes de dispositivos originales basados en Android y la propia compañía de Mountain View. Y es que este proyecto intentará expandir dentro de las aulas la popularidad de las tabletas Nexus y de la red social Google+, cuyos círculos han sido integrados para interconectar a colegios y universidades.
¿Y Microsoft? Consciente de que una de las principales barreras de entrada es el precio y en un intento por revitalizar las ventas de su tableta Windows 8, software que por otra parte está experimentando un lento despegue, la firma de Redmond ha decidido rebajar en más del 50% el coste de su Surface RT. De aquí a septiembre, ofrecerá el modelo de 32 GB con arquitectura de ARM Holdings por 199 dólares frente a los 499 dólares habituales, el combo con Touch Cover por 249 dólares frente a los 599 dólares de siempre y el conjunto de tableta más Type Keyboard por 289 dólares frente a los 629 dólares originales. Además de equipararse temporalmente con las tabletas de bajo coste, que van ganando enteros, y superar la promoción de la propia Apple (cuyo iPad 2 de 16 GB está valorado en 399 dólares), también competirá con un as bajo la manga, el que supone llegar con la suite ofimática Office precargada.
¿Quién vencerá?
Por supuesto, Apple, Google y Microsoft no son las únicas compañías que están redoblando sus esfuerzos en materia móvil y educativa, pero son tres claros ejemplos de que el mercado escolar es especialmente jugoso. A partir de ahora, será cuestión de trazar las correctas alianzas entre fabricantes de hardware, propietarios de contenido y usuarios, así como encontrar el equilibrio entre precio, calidad y beneficios finales para dirimir quién se convertirá en el proveedor favorito. Se abren las apuestas.
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