Y no, no es como la Wii. De hecho, mis movimientos tenían poca relación con lo que pasaba en el Tekken. Le pregunté al representante del invento, chino él, cómo funcionaba y me dijo: “no importa, tú muévete.” Vamos, como mi marido.
En fin, al menos pude desahogarme y le metí una somanta de palos al Cho Yun Fat de turno. Y encima, casi me cargo la tele. 19 dolas que cuesta el invento. Lamentable. — Ad Dugdale