En la biografía autorizada de Steve Jobs escrita por Walter Isaacson se contenía en un párrafo la mecha que ha prendido durante meses la espera constante de un televisor de Apple que parecía eternamente a punto de salir al mercado. Ahora otro libro, “Imperio maldito: Apple tras Steve Jobs” su autor Yukari Iwatani Kane, antiguo periodista de The Wall Street Journal, da a conocer una comunicación que efectuó el cofundador de Apple a un centenar de los máximos ejecutivos de la empresa en la que aclaraba que en ningún momento había albergado planes para acceder al mercado de la televisión por considerarlo un mal negocio.
La comunicación se produjo en una de las reuniones que anualmente se celebraban con los 100 ejecutivos, directores y empleados más importantes de Apple, unas reuniones que como tantas otras cosas en la casa de la manzana mordida, se mantenían en el más estricto de los secretos.
Un mes antes de la celebración de tan discretos encuentros Jobs avisaaba a los asistentes que el día de autos eran trasladados en autobús a un resort donde tenían lugar las reuniones y presentaciones en las que con frecuencia se comunicaban de manera interna por primera vez nuevos lanzamientos de productos y servicios. Durante estos eventos estaba absolutamente prohibida cualquier comunicación con el exterior.
En 2010 Steve Jobs presidió el que sería su último evento de este tipo en el que se desveló tanto el iPad 2 como sus revolucionarios imanes y el gran hallazgo que supuso de cara a la Smart Cover que al parecer concitó una gran expectación en el turno de preguntas al final el acto hasta el punto de que el propio Jobs cortó tajantemente con un “¡Basta ya de la puta tapa! ¿Podemos hablar del iPad?” [sic]. Jobs ya estaba en un estado avanzado de la enfermedad que acabaría con su vida y a pesar de sus entonces ya evidentes problemas incluso de movilidad se sentó frente a sus 100 empleados más importantes y les dijo “tenéis a Steve Jobs sentado ante vosotros, sois mis chicos, preguntadme lo que queráis sin importar lo absurdo u ofensivo que pueda ser“.
Fue en este momento cuando alguien le preguntó si Apple produciría un televisor, algo que ya se venía rumoreando que sería el próximo dispositivo en recibir el “tratamiento revolucionario” de la manzana mordida. Las palabras de Jobs fueron “no, los televisores son un negocio terrible, con escaso retorno y con márgenes ridículos“. Algo que contrasta de manera muy poderosa con el que actualmente es el sector más lucrativo de la empresa, teléfonos móviles que precisamente se caracterizan por todo lo contrario: gran retorno, grandes márgenes, sustitución del dispositivo cada pocos años e incluso meses… de media un móvil se sustituye por otro modelo cada 2 años, mientras que un televisor se sustituye de media cada 8 años.
Jobs sí manifestó su intención por acceder al control del salón como lo ha hecho en otros ámbitos de la vida cotidiana de muchos usuarios, pero por el momento dejaba que la pequeña consola Apple TV fuera la avanzadilla.
Algunos de los presentes con más experiencia en la empresa han manifestado al autor del libro sus dudas sobre el significado de las palabras de Jobs, que interpretaron más como un toque de atención para que Apple se concentrase en los desarrollos actuales con preferencia a los desarrollos que depararía el futuro, algo que podría llevar a cometer errores con la intención de llegar con prisas a la próxima “revolución” en forma de dispositivo con el logo de la manzana mordida. Lo cierto es que desde entonces han transcurrido tres años, no hay previsión ni rumores sólidos sobre que Apple esté preparando un televisor propio más allá de mejorar la citada consola Apple TV.
Quedaría contrastar estos hechos con la afirmación del propio Jobs contenida en su mencionada biografiá autorizada cuando se expresaba en estos términos: “me gustaría crear un televisor integrado que sea muy cómodo de utilizar, capaz de permanecer sincronizado con el resto de dispositivos y con iCloud, con el interfaz de usuario más sencillo que puedas imaginar… lo cierto es que al final he conseguido resolver cómo hacerlo“.
Puede que no exista contradicción entre ambas posturas y efectivamente Jobs encontrase la fórmula para manejar el televisor mediante gestos y voz (gracias a Siri y algún sistema de detección de movimiento estilo Kinect) pero al mismo tiempo valorase el poco margen económico que dejaría dedicarse a la fabricación de televisores y desechase la idea por dicha causa. Y por no perder la esperanza, puede que tras la desaparición de Jobs en Apple decidan seguir contradiciendo algunas de sus férreas posturas y además de fabricar un iPad más pequeño, un iPhone más barato o con la pantalla más grande (y en dos tamaños a elegir) decidan realmente algún día presentar un televisor con el logo de la manzana mordida.
Si llegase ese día habrá que estar atentos y comprobar si la jugada sale bien como ha sucedido con el iPad Mini y se convierte en un éxito de ventas, o si sale mal como ha sucedido con el iPhone 5C y tras recortar la producción terminan retirándolo del mercado y la tele de Apple se convierte en un objeto de coleccionista.
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