Fitbit es la líder indiscutible a nivel mundial en el segmento de los wearables y domina absolutamente el negocio de las pulseras de actividad. La compañía ha conseguido que el fitness y el cuidado físico sea algo que no solo se lleva a cabo en el gimnasio, sino que nos acompaña de manera silenciosa en cualquier quehacer de nuestro día a día.
El cofundador y consejero delegado de firma, James Park, ha estado presente en Berlín con motivo de la IFA. Allí, durante un evento de prensa externo a la feria de electrónica de consumo, ha contado algunos detalles y curiosidades hasta ahora poco conocidas sobre los orígenes de Fitbit.
Este emprendedor de ascendencia coreana ya había montado algunas empresas antes de lanzarse al mundo de los wearables junto a Erich Friedman en abril de 2007. La primera fue en 1999. En 2001 creo un software de edición fotográfica, una especie de Instagram de la época. Cinco años después sucedió algo muy importante en el sector tecnológico que inspiró la creación de Fitbit. “Todo empezó cuando Nintendo lanzó la Wii en 2006. Era la primera vez que un fabricante de consolas y videojuegos nos pedía que fuéramos activos y nos motivaba a ser positivos. Por primera vez los videojuegos se enfocaban a toda la familia”, recuerda Park. La gamificación había llegado al mundo del fitness y la actividad física.
El nombre de la startup tardó algo más en llegar. Aunque barajaron varias marcas, la denominación definitiva surgió de un momento de lucidez. Quizás por aquellla anécdota la empresa le dé hoy en día tanta importancia a esa función para medir la calidad del sueño en algunos de sus gadgets. “Estaba echando la siesta y cuando desperté el nombre sencillamente me vino a la cabeza. Solo pensé…. ¡‘Fitbit’! y me pareció tan lógico para nuestro negocio como genial. Había muchos dominios cogidos, pero contacte con el propietario del .com que vivía en Rusia y en principio me pidió 10.000 dólares por él. Le ofrecí 2.000 dólares y rápidamente me dijo: “¡de acuerdo!”. Así que lo acabamos comprando por ese precio”, cuenta.
Los comienzos no fueron nada fáciles. Fitbit solo tuvo dos empleados durante los primeros tres años de vida y hasta el cuarto no consiguió alcanzar beneficios. Estuvo cerca de quedarse sin liquidez y de morir en la complicada búsqueda de un socio para la manufactura de sus pulseras. “El día de la demo, cuando lanzamos el primer producto, alguien me preguntó cuánta gente había preordenado el gadget y respondí que solo había cinco personas. Me dijeron que era bastante pesimista”, rememora el CEO de Fitbit.
La compañía acaba de anunciar la apertura de una nueva oficina en Dublín (Irlanda), que servirá como su centro de operaciones a nivel europeo. Para Fitbit, el continente ha adquirido una importancia mayúscula y quieren expandirse en él con esta sede como base. Park reconoce que países como España o Alemania les han dado bastantes alegrías en los últimos meses.
Fitbit espera contar con medio centenar de personas trabajando en estas oficinas a finales de este año y alcanzar el centenar en el ocaso de 2017. “Es una región muy importante para nosotros, hay mucho talento y tenemos un equipo muy potente”, confiesa.
El Viejo Continente, sin embargo, presenta algunos desafíos, como el mayor cuidado por la privacidad y la mayor rigidez de las autoridades para velar por los datos de los usuarios. ¿Puede suponer esto un problema para el fabricante? “Desde el principio hemos procurado proteger la seguridad de los datos. Por eso la gente confía en nosotros”, asegura Park.
Fitbit acaba de presentar dos nuevos productos, Charge 2 y Flex 2. El mandamás asegura que han hecho los dispositivos “más estilosos, porque la gente quiere diseño además de funciones. También son más inteligentes y permiten mayores opciones de personalización”. Por esos motivos es por los que “de momento están teniendo muy buena recepción”. La compañía, de hecho, ha recibido un premio en esta IFA en la categoría de Best Mobile Tech (Mejor tecnología móvil).
Pero los productos de la compañía no solo se están haciendo más atractivos por fuera, sino también, por dentro. “Gastamos mucho en I+D. Continuaremos desarrollando funciones para que la gente pueda monitorizar sus valores”, subraya Park, quien también insiste en que uno de sus objetivos es convertirse de una empresa deportiva a una compañía centrada en la salud. En este campo es donde veremos los principales avances de Fitbit, que tampoco se olvidará de “seguir ayudando a que el fitness sea divertido”.
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