IPv6: la promesa de Internet sin límites
Diego Matas, director general de Interoute Iberia, explica las consecuencias del agotamiento de direcciones IPv4 y los horizontes que permite el nuevo protocolo.
La Red, tal como la entendemos hoy, está tocando techo. La adopción del nuevo protocolo de comunicaciones IPv6 se hace ineludible para crear una Internet realmente universal, con más servicios, más rápida, accesible y segura
La tecnología IPv4, que hasta ahora ha soportado el desarrollo de Internet, se está agotando y hay que preparar la transición a Internet del futuro. Desde hace más de un año, organizaciones como la Comisión Europea, el Departamento de Defensa Norteamericano y entidades sin ánimo de lucro impulsan IPv6, el protocolo que se ha convertido en clave para el futuro de Internet. Pero la tarea no parece sencilla, ya que la primera medida sería la migración de las redes.
La mayor parte de los ordenadores acceden a Internet mediante direcciones IP públicas que utilizan el protocolo IPv4, formado por una combinación de 32 dígitos que proporciona 4.294 millones de direcciones. Cantidad insuficiente para atender las necesidades de los más de 1.000 millones de personas accediendo ya a la red con uno, dos o más dispositivos diferentes y cubrir el crecimiento del tráfico M2M (comunicaciones entre máquinas).
Durante los últimos 30 años, este ‘lenguaje básico de Internet’ ha sido modificado y parcheado para soportar el desarrollo de la Red. Ya en 1992 se adoptaron medidas (subdireccionamiento CIDR, protocolo de asignación de direcciones DHCP, direccionamiento privado, uso de NAT, Network Address Translation y mayor control sobre las nuevas direcciones públicas y su uso), pero la cifra de usuarios ha evolucionado de forma tan rápida que el modelo se agota. El uso de Internet crece a ritmos del 1.200-1.500% en países como India e Indonesia, 13.00% en Pakistán ó 5.000% en Georgia en lo que va de década.
El proceso se ha visto acelerado por la entrada en escena de las economías emergentes y la explosión de aplicaciones y equipos –fijos y móviles- que ‘trabajan’ en Internet. Se estima que a finales de 2010 el 19% de los más de 3.800 millones de habitantes de Asia tenía acceso a la red, cinco veces más que en el año 2000. Asia suma la mitad de los habitantes del planeta. Con países enormes y economías en plena ebullición (China, India,…), el crecimiento de la demanda parece imparable. Basta ver que China, que a finales de 2009 logró superar a Estados Unidos en número de usuarios de Internet, suma ya más de 457 millones de usuarios (cifra que supera a la población total de los EE.UU.). Dos datos importantes: veinte de cada 100 usuarios de Internet están en China; el segundo, el 32% viven en alguno de los cuatro países emergentes líderes (China, Brasil, Rusia e India).
A pesar de todo, el desarrollo de IPv6 es apenas simbólico: alrededor del 90% de los proveedores de acceso a Internet en Europa no gestionan tráfico IPv6 o, si lo hacen, el volumen es insignificante. Como no podía ser de otro modo, el retraso en su implantación tiene razones económicas: adaptar las redes actuales a la nueva tecnología requiere invertir muchos millones de euros y modificar millones de sistemas y aplicaciones en uso.
Busquemos los beneficios del periodo de transición, en el que la mayoría de dispositivos tendrá soporte en ambos protocolos. Pronto las nuevas direcciones serán IPv6 y quienes deseen beneficiarse de nuevos servicios, mayor seguridad, QoS, etc. necesitarán adoptar esta tecnología. ¿Cómo proyectamos el futuro? Conviene informarse y decidir.