El nombre con el que algunos empiezan a conocer este dispositivo sería iPhone 6C y desde luego tendría todo el sentido.
Desde muy pronto Apple permitió que los modelos que eran sustituidos por las siguientes generaciones permaneciesen en el catálogo, a modo de dispositivo de entrada a la familia, con un precio reducido que en algunos casos, con cada vez más generaciones, nos remitía a dispositivos aparecidos tres años antes que incluso costaban cero dólares merced a subvenciones de los operadores y contratos de permanencia.
La sorpresa llegó cuando junto al iPhone 5S apareció una versión, iPhone 5C, que todos excepto Apple se apresuraron desde los primeros rumores a calificar como “barata” cuando apenas costaba $100 menos que su hermano mayor, y el pasado año la sorpresa fue que los dos terminales presentados variaban de forma en su diseño exterior (algo ya habitual cada dos años) ampliando el tamaño de pantalla con dos versiones, una incluso descomunal. Se trataba de iPhone 6 y iPhone 6 Plus.
Parecía que quedaba atrás esa intento por ofrecer una carcasa de policarbonato en distintas opciones de llamativos colores pero este año se recuperaría esa letra matando tres pájaros de un tiro: disponer de un modelo de entrada más económico, contar con otra alternativa de pantalla con tamaño más contenido y ofrecer un terminal nuevo, aunque con base en uno preexistente, como explicaremos a continuación.
La fiebre por los modelos mini llegó cuando marcas como Samsung y HTC comenzaron a ofrecer smartphones que, curiosamente, coqueteaban con las 4 pulgadas de tamaño de diagonal, y comenzaron a bautizar como “mini” las versiones con el tamaño por entonces habitual en torno a 3,5 pulgadas. Ahora, en un irónico giro de la evolución tecnológica, es ese tamaño que hace tres años nos parecía grande el que recibe la denominación de “mini”.
Mientras no todos los usuarios se sienten cómodos con smartphones de cada vez mayor tamaño también hay otros que suelen llevar consigo de forma habitual un tablet con lo que un móvil de menor tamaño resulta más cómodo y práctico, por no hablar quienes tras una temporada usando un phablet lo descartan por la dificultad que algunas personas encuentran para manejar con una sola mano un terminal de gran tamaño. Y quienes tienen manos pequeñas encuentran aún más complicaciones.
Hasta ahí la teoría, luego estaría la posibilidad de aprovechar el iPhone 5 una vez más y obtener una cuarta generación (además de la primera, la 5 “a secas”, la 5S y la 5C) pero bautizándolo como iPhone 6C, apostando por recuperar la pantalla común a dichos modelos, y por tanto su tamaño en cuanto a dimensiones de alto y ancho, y quedaría por ver el grosor, que podría reducirse si además y para justificar que estemos hablando de un modelo de la familia iPhone 6 se adopta el diseño exterior de bordes curvados que conocimos el pasado otoño.
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