IoT: Conectando dispositivos, datos y personas de forma inteligente y segura
Analizamos el estado del Internet de las Cosas, sus ventajas y sus retos, junto a tres expertos en el tema: OVH, BEEVA e IBM.
El Internet de las Cosas ha llegado para quedarse. Los niveles que está alcanzando ya la implantación de esta inmensa red de dispositivos conectados es notable. Tanto es así que la consultora Gartner calcula que el Internet de las Cosas, también conocido por las siglas IoT, alcanzará 43 de cada 100 empresas este mismo año. Y, a partir de ahí, debería generar miles de millones de dólares en ingresos, volviendo más inteligentes los espacios de trabajo, las ciudades y los hogares. Cambiando la vida tal y como la conocemos. Para analizar las implicaciones de este fenómeno y la certeza que encierran las previsiones de los analistas, NetMediaEurope ha reunido a un grupo de tres expertos de la industria tecnológica compuesto por David Olmedilla, Business Development Manager de OVH; José Luis Noriega, Director Comercial de BEEVA; y Gonzalo Valle Alonso, Techsales Watson Internet of Things SPGI en IBM.
Estos profesionales han participado en un encuentro online moderado por nuestra compañera Rosalía Arroyo, redactora jefe de ChannelBiz.es. Durante la mesa redonda “IoT: Conectando dispositivos, datos y personas de forma inteligente y segura” han hablado del estado actual del Internet de las Cosas. Entre todos han despejado incógnitas como las ventajas reales de su propuesta, quiénes son los early adopters, cómo sacar partido a la adopción de distintos sensores y plataformas, si existe demasiada fragmentación y cuáles son los retos, e incluso cuáles son los inconvenientes, a afrontar. Hay que tener en cuenta que al Internet de las Cosas ha sido rebautizado en ocasiones como el Internet of Threats, el Internet de las Amenazas, por sus implicaciones en seguridad. ¿Se están protegiendo bien los datos? ¿Existen riesgos sin cerrar? Todo esto, y algunas cuestiones más, han salido a relucir en el encuentro.
El punto de partida
Últimamente el Internet de las Cosas, “se está implantando más en las compañías”, aprecia David Olmedilla, Business Development Manager de OVH. “El abaratamiento de los sensores y, luego, el conocimiento de este tipo de soluciones” es lo que “está ayudando a que poco a poco el mercado sea más consciente de los beneficios que aporta”. Esa “reducción de precios” en la tecnología para IoT provoca que haya “más implantación, por ejemplo, en los vehículos conectados: aviones, trenes, coches…”, enumera Gonzalo Valle Alonso, Techsales Watson Internet of Things SPGI de IBM. Airbus “es un fabricante en el que se ve esta evolución. Los aviones han pasado de generar unos gigabytes de datos a generar terabytes de datos en un solo vuelo. Y toda esa información que se está recolectando” se destina a “mejorar el servicio, mejorar los mantenimientos y, en definitiva, mejorar la operatividad”. Lo mismo ocurre en las áreas industriales que “tradicionalmente han tenido sistemas SCADA” y “que ahora cada vez más empiezan a tener mantenimientos predictivos” o “prescriptivos que buscan nuevamente maximizar la operatividad y mejorar el margen de beneficio”.
“Hay otras áreas que están menos desarrolladas pero” en las “que se ve movimiento, como puede ser la de salud”, la “gamificación”, las “finanzas, como por ejemplo con Blockchain”, apunta Valle. Tampoco hay que olvidar “los puntos de venta”, añade David Olmedilla. Para “optimizar mejor las tiendas ante el cliente” se está observando una tendencia a analizar “quién pasa por un pasillo, qué perfil de persona, sexo” y demás “características para poder recolocar todos nuestros productos de la mejor manera”, explica este representante de OVH. Y los ejemplos no se terminan ahí. Del Internet de las Cosas también participa “el sector energético”, tal y como señala José Luis Noriega, Director Comercial de BEEVA. En cuestión de un par de años, “las eléctricas tienen que haber colocado sus smart meters en todos los hogares”. Y eso implica la instalación de un “cacharro que realmente es un sensor que está midiendo el consumo energético que estás teniendo en tiempo real”, dice Noriega, cuya compañía está “viendo mucha tendencia a que eso pase por Internet, porque si puenteas ese acceso puedes hacer muchísimas cosas: puedes avisar a tu cliente” de “un sobreconsumo” o informarle sobre “a qué hora consume más o menos” y “a qué hora le saldría más barata la energía”.
A pesar de que el Internet de las Cosas está floreciendo con el paso del tiempo, José Luis Noriega cree que “había un IoT antes del IoT, o antes de que lo llamáramos IoT” de manera formal y estandarizada. Para él este fenómeno que tanto está dando que hablar “ya estaba existiendo” en el pasado con “cierta tracción, sobre todo” en la parte de “la industria y en servicios. O sea, sensores no es que haya habido siempre pero sí que ha habido cosas sensorizadas”, recuerda este experto. Esto significa que el término IOT ha recibido un empuje “más a nivel de comunicación”, de la mano de reputados “analistas como Gartner o Forrester”. E implica asimismo que la penetración actual no es “tan grande ahora” por sí misma, a modo de tendencia que ha surgido de repente, como debido a una evolución que “venía ya de antes” y que en estos momentos “se está abriendo mucho más y está cogiendo mucha velocidad”.
Para IBM, a día de hoy “se está poniendo foco sobre todo. Lo que pasa es que las empresas tienden a especializarse en áreas, y el resto de áreas normalmente tratan de cubrirlas con socios tecnológicos” que les permitan “dar un buen servicio”. Una decisión podría ser centrarse “en el área de plataforma y cloud a la que se conectan las cosas” o “en la de servicios añadidos en base a esos datos”, concreta Gonzalo Valle Alonso. Del mismo modo, el portavoz de OVH apostaría por apoyarse en el “canal para poder dar soluciones llave en mano con el mayor expertise posible. Es muy difícil poder cubrir todos los aspectos de un proyecto de estas características tal y como a día de hoy” evoluciona “la tecnología”, advierte David Olmedilla, por lo que “es muy importante siempre tener un gran asesoramiento en todos los aspectos del proyecto. Y lo mejor es apoyarse en las distintas empresas especializadas en cada uno de los puntos para conseguir una solución global”.
¿Significa todo esto que hay mucha fragmentación? “Sí que la hay, realmente la hay”, responde José Luis Noriega en nombre de BEEVA. En estos momentos “falta un poquito de consolidación”. Pero “el sector lo sabe y está peleando en dos direcciones: unos para consolidar y otros para abrirse. Es normal”, continúa Noriega. El desarrollo más activo, la competencia más evidente o la diversidad más grande se encontrarían a nivel de “plataforma”, indica este Director Comercial, ya que es justo ahí “donde puedes enganchar más al cliente. Es más difícil salirte de la plataforma que del hardware”. En “hardware cambias uno por otro de otra marca e igual es más fácil la transición entre proveedores, pero en cambio la plataforma yo creo que es un área donde se está compitiendo muchísimo ahora mismo”, desarrolla Noriega. Lo mismo ocurre con las comunicaciones. Ahí, “una vez que te atas a protocolos y te atas a determinadas cosas, tienes más locking con el cliente”.
Adentrándose en el IoT
Así las cosas, ¿cuáles son los primeros pasos para comenzar a trabajar con un proyecto de IoT? ¿Por dónde empezar? Son dos aspectos los que hay que tener claros: “uno es qué quiero hacer y otro es cómo lo quiero hacer”, recomienda el propio Noriega. Lo primero pasa por que las empresas entiendan “dónde está el valor del Internet de las Cosas” en su sector concreto. Es decir, “conocer el caso donde puedes aportar valor” y “tener un objetivo”. Y esto sería algo fundamental “aunque lo pruebes en un modo I+D” de “laboratorio” o “dentro de un equipo de innovación”. Ya luego viene “el cómo. Y el cómo es lo que yo creo que cada vez es más sencillo, por lo meno de entrar”, opina este empleado de BEEVA. No en vano, “plataformas hay un montón y muchas de ellas, para un número de petición reducido o un número de dispositivos conectados reducido, empiezan siendo hasta gratis. Entonces es cuestión de jugar”. Es cuestión de imitar la corriente del “háztelo tú mismo” de los makers, tirándose “a la piscina con soluciones gratis o soluciones muy baratas para probar y empezar a ver valor rápido”. Porque “no es tan complicado”, insiste José Luis Noriega.
El Techsales Watson IoT SPGI recuerda que con ciertas placas base se puede acceder al IoT “a partir de 35 euros”. Y que la propia plataforma de IBM “para pocos dispositivos” sale gratis y “te permite ir añadiendo servicios también de forma gratuita” de cara a explotar decisiones como hacer “reconocimiento de imágenes”, “de voz” o “análisis de datos”, para “ir explorando qué posibilidades tienes”. Aunque, obviamente, a nivel corporativo todo esto se debe concretar “en cosas que valgan para algo” a las que “les puedas sacar una monetización” y “que tenga sentido”, puntualiza Gonzalo Valle Alonso, “porque si no, realmente lo que terminarás es teniendo un juguete que es muy bonito para enseñar” pero sin “partido empresarial”. Y es que “empezar con proyectos iniciales de forma autodidacta”, interviene David Olmedilla, de OVH, no debe nublar el proceso de pensar “por qué hago algo y qué beneficios me va ofrecer”. “Montar un sistema de este tipo a distintos niveles requiere una inversión inicial y siempre hay que ser analítico”, determinando “cuáles son los beneficios que [se] van a aportar” para el cliente y para la operatividad “y si compensa”. No vale guiarse por ideas como “he visto, quiero hacer, me han comentado”. Lo mejor sería ir despacio, “mejorando según vayas viendo” resultados reales “en cada fase”.
Sus beneficios
Lo bueno es que en IoT es posible crecer “tanto en la parte de equipación y funcionalidad como en la parte de almacenamiento de datos”, celebra Olmedilla. Otra ventaja consiste en que “las relaciones van a ser mucho mas personales gracias a la tecnología y esto lo que va a permitir es llegar mejor al cliente, dar mejores soluciones, mejores precios… trajes a medida”, que es lo que “el cliente final siempre desea”. Es decir, “las empresas van a ganar en personalización en el trato con el cliente”, prevé el Business Development Manager de OVH. Hacia el mismo camino se expresa Gonzalo Valle Alonso. “Lo que vemos es que hay un cambio en la relación con el cliente. Antes terminaba cuando tú hacías la venta y ahora puede empezar en el momento de hacer la venta”, ya que la conexión de productos con IoT sirve para “ofrecer nuevos servicios y mantener una relación” con los demás “a lo largo del tiempo. Una relación que tú vas a poder monetizar en base a esos servicios que le des” a la gente, subraya Valle.
“Como concepto de Internet de las Cosas, hay una ventaja clara en la simplificación. O sea, tener acceso a algo que antes era un poco más cerrado o era un poco más del ámbito puro industrial”, aporta José Luis Noriega. La gestión automatizada, además, “se ha vuelto accesible al gran público. Los makers con un Arduino o con una Raspberry Pi están pudiendo hacer domótica en su casa” cuando “antes tenías que compartir un sistema cerrado que te vendía alguien que valía un dineral”, compara Noriega. Por eso, el hecho de que el sistema sea “abierto es lo que va a traer beneficios”. Desde “ser capaz de integrarte con un montón de cosas” a “hacer analítica con esos datos” o “generar nuevas línea de negocio”. Esto se está produciendo en el sector de los seguros, que ya está “sensorizando los vehículos para darte un seguro a tu medida y que pagues en función de dónde conduces, por cómo conduces, a qué velocidad vas, por qué barrios te mueves, etc.”, relata este profesional. “Los beneficios sobre el papel son muchos. Son múltiples” e incluyen aspectos como el perfeccionamiento de “operatividad” y “eficiencia”.
Sus retos
En cuanto a los principales retos del IoT, “falta especialización” y faltan “empresas muy muy orientadas en algunos aspectos dentro de lo que es el proyecto que al cliente final todavía le da[n] miedo, como el tema de la seguridad. Ya no sólo la seguridad de los datos que albergo sino de toda la trazabilidad de la información desde que el sensor coge la información hasta que llega a nuestro punto de guardia y custodia”, reconoce David Olmedilla. “Falta todavía mucho conocimiento, falta todavía un concepto, un matiz claro, y que las empresas empiecen a ver todo el beneficio que le supone en base a su negocio”. Olmedilla revela que “lo que nos solemos encontrar es que, cuando la empresa afronta este tipo de proyectos, es muy consciente de los aspectos de seguridad tradicional”, como “dónde va a albergar los datos”. Sin embargo, “hay que valorar desde el punto de captación de datos, desde el sensor, hasta el punto final”. Habría que prestar atención a más áreas y saber que “estas soluciones tienen que evolucionar”.
Para José Luis Noriega la seguridad también es básica. En general, en la informática, “perder un dato personal” o “perder datos de tu negocio es una cosa muy grave”, pero tratar de forma indebida algo “que está funcionando en tiempo real, que está gestionando maquinaria, es una cosa muy peligrosa”, matiza Noriega, incluyendo “peligros para la vida humana”. Porque “si hay un sensor controlando una fábrica o un sensor controlando un vehículo, obviamente cualquier hackeo de eso tiene unas consecuencias mucho más graves” que otras situaciones. Noriega sí cree que se está prestando atención “del lado de la plataforma” por parte de organizaciones que trabajan con la nube “a nivel profesional”. Lo que “quizás es verdad”, concede, es que todavía hay margen de mejora “del lado más de las cosas, de los sensores, de los actuadores, de las comunicaciones con los gateways” para conseguir “comunicaciones seguras”. O, lo que es lo mismo, “cómo controlo yo un dato que va de un sensor a un gateway que acaba yendo a una plataforma”, que “es algo para lo que las empresas habitualmente no han tenido expertos”.
Gonzalo Valle Alonso resalta que “un sensor no es seguro ni inseguro”, sino que esa “cosa a la que lo conectas será segura o insegura”. Pero, ¿se está exigiendo a los fabricantes de IoT que dichas cosas tengan seguridad per se? “En general sí”, considera Valle, que apunta que la aproximación de IBM pasa por “tener seguridad en el diseño, seguridad en el despliegue y seguridad en la operación”, para atender diferentes temas como el lanzamiento de actualizaciones o la conexión a una plataforma. “La cuestión”, sigue este participante en el debate IoT, “es que, aparte de que tú hagas todo esto, luego lo tienes que usar”. Y ahí entra toda “una parte de concienciación de que la seguridad, igual que en el mundo de los servidores o [de] los ordenadores, implica procesos, implica seguir unas reglas”. Es decir, “es muy importante que el que lo utiliza luego siga unas mínimas reglas de seguridad”. El alivio radica en que “ya incluso en el mundo maker, digamos más de andar por casa”, elementos como la criptografía “es una cosa que se tiene en cuenta y que está vigente”.
¿Qué otros desafíos depara el IoT, más allá de la seguridad? El Director Comercial de BEEVA ve como retos clave a tener presentes “la integración y la estandarización”, para manejarse entre el “montón de protocolos” que existen “todavía de comunicaciones” o “de cómo se mandan los mensajes”. Si bien “están empezando a consolidarse algunos” de esos protocolos, cuenta José Luis Noriega, “hay bastante variedad”, como ocurre asimismo “en plataforma”. Gonzalo Valle Alonso, mientras tanto, destaca “la interoperabilidad”. Desde su punto de vista “no es tanto el problema de la variedad, como que esa variedad interopere”. Así como en “el caso de los ordenadores, a nadie le extraña que uno tenga un ordenador Windows, otro tenga un Linux, otro tenga un Mac, otro tenga otro Linux de otra variedad, porque al final” imprimes, “puedes intercambiar ficheros” o “trabajar” sin problemas, el futuro del IoT debería ser idéntico. La esperanza es avanzar para que los distintos componentes “puedan trabajar entre sí y no estés ligado a una única plataforma, a un único sistema operativo” o, en definitiva, “a un único protocolo”.