¿Cómo fue el año pasado para las startups españolas y los inversores? ¿Habrá muchos deals y ventas en 2016? Pese a que en el ejercicio anterior las empresas emergentes de nuestro país se agenciaron 600 millones de euros (con 200 millones repartidos en seis startups), alcanzando un nuevo record, ni la falta de financiación ni la situación política de nuestro país van a facilitarles las cosas a los emprendedores en los próximos meses. El grifo podría cerrarse y haber cierta sequía durante este ejercicio. Así lo auguran tres de los inversores más importantes de nuestro país, Luis Martín Cabiedes (Cabiedes & Partners), Aquilino Peña (de Kibo Ventures), y Christopher Pommerening (Active Venture Partners), reunidos hace unos días en el Salón Miempresa.
Estas primeras semanas de 2016 se han caracterizado por una caída de inversiones respecto al año pasado y puede que el clima político tenga la culpa. La falta de un gobierno definitivo, los numerosos casos de corrupción y el desconocimiento de qué va a ocurrir con Cataluña no inspiran ninguna confianza. “2016 va a ser un año marcado por la política. Creemos que lo que está pasando aquí es lo peor que puede pasar para el mundo de los emprendedores. Cuando hay incertidumbre el dinero se para o se mueve fuera. A nivel macroeconómico también es malo. Hay que tener un liderazgo fuerte”, asegura Pommerening, quien destaca que “desde octubre del año pasado nadie está moviendo ficha por el caos que hay”.
Cabiedes, por su parte, cree que puede ser “un año muy difícil para los exits, aunque en cuanto a inversión será mejor. En estas seis semanas la burbuja ha explotado, pero los períodos post-burbuja, que es donde estamos ahora, son muy beneficiosos para los inversores”. Además, el inversor piensa que este tipo de épocas en la que el capital riesgo se gestiona de manera mucho más selectiva sirven como un buen filtro. “Para los emprendedores buenos es muy bueno y para los emprendedores malos es muy malo que no haya dinero. Cuando no existen recursos gana el mejor”, señala. “En años anteriores ha habido exceso de fondos y este año puede ser una criba entre emprendedores buenos y malos”.
Peña comparte la visión del fundador de Cabiedes & Partners y el de Active Ventures. “Para el emprendedor malo o regular será pésimo porque no va a encontrar financiación. Como inversor va a ser un año malo de salidas. Además, la incertidumbre política afectará a la cifra de exits”, insiste. No obstante, Aquilino es de la opinión de que “cuando menos estemos en el radar mucho mejor. Hemos pasado ya la época del ‘emprendedor oso panda’ en la que todo el mundo quería hacerse fotos con nosotros”.
Cabiedes es incluso más extremo en su pensamiento. “Ojalá estuviésemos sin gobierno mucho más tiempo. Lo mejor que pueden hacer los políticos es nada. Que se pongan de acuerdo en cuánto quieren robar cada uno y se vayan a su casa”, sugiere.
Al margen de esta visión negativa de la política, Peña cuenta como a la hora de montar un negocio las ideologías se acaban dejando en un segundo plano. “He visto gente muy de izquierdas que cuando son emprendedores son los más liberales y al revés. También hay gente muy de derechas que cuando se hacen empresarios valoran mucho lo social y el equipo”. El socio de Kibo Ventures opina que “es una mezcla muy interesante a nivel sociológico”.
Otro de los temas que trataron los representantes del capital riesgo fue la necesidad o no de fondos públicos y ayudas económicas para los emprendedores. Al igual que en el resto de temas, los tres inversores no han coincidido en sus planteamientos. Mientras Cabiedes no es nada partidario del intervencionismo, Aquilino cree que éste debe darse en cantidades moderadas.
“Si una industria no levanta fondos privados es que no tiene retorno. El venture capital español pierde dinero en España y van dando consejos por ahí a los emprendedores de cómo ganar dinero, es curioso”, critica el socio de Cabiedes & Partners. Luis apunta al peligro de “ser como el cine, que los emprendedores vivan de las subvenciones en lugar de las taquillas” y asegura que el FOND-ICO es “un enorme fracaso”.
Peña pone como ejemplo a EE.UU o Israel, países que invertían mucho dinero público en los años setenta y entiende que “es igual en España. Hay que dinamizar el sector si no hay inversión privada. A mí los fondos me parecen bien, pero no cantidades muy elevadas. Mejor subvencionar fondos que compañías, porque van más en la línea de recuperar la inversión”.
Su colega Cabiedes no está demasiado de acuerdo y cree que siempre es mejor dar financiación a cada startup que a un fondo. “Por qué tiene que ir un millón de euros a un fondo que cree Panricos o Cortefieles?”, se pregunta.
En cualquier caso, para el responsable de Kibo “el Estado no sabe elegir”. La diferencia es que los inversores privados están interesados “en que eso salga bien”, porque va su patrominio de por medio. “A ellos no les preocupa tanto. Por eso no sé si es muy bueno que elijan empresas, los gestores no son buenos para seleccionar”, asegura.
Las firmas de capital riesgo más importantes de nuestro país no se consideran competidoras entre sí, sino más bien colaboradoras. Sus diferencias de personalidad, filosofías y condiciones les posicionan como opciones no exclusivistas para conseguir financiación. “No tengo sensación de competencia en la inversión. Hay veces que somos socios. No hay rivalidad, puesto que no invertimos solos y en muchas ocasiones se comparten participadas”, señala Cabiedes.
Aquilino comparte la idea con Luis, pero matiza que “cada uno trae maneras de ver la realidad diferentes. Los inversores debemos dar bastantes más cosas que dinero porque las compañías son jóvenes y endebles”. El segundo, sin embargo, defiende la idea de que los inversores solo “tienen que poner el dinero, la gasolina, mientras el coche lo debe conducir el emprendedor”. Además, critica que “hay mucho caradura que dice que es inversor y no lo es porque no tiene dinero. Si no lo tienes eres otra cosa, puedes ser un mentor”. Para Peña, no es tanto que los inversores cojan el volante de una startup, sino que “atornillen las ruedas de vez en cuando”, cuando se necesite.
Desde Active opinan que el inversor de hoy en día es más que capital y este perfil sería una ‘commodity’. Para esta firma con oficinas en Barcelona los inversores serían “socios que comparten su proyecto y que están al lado”.
“Hay muchas maneras de ser inversor y emprendedor y cada uno decide”, concluye Cabiedes. “Pero yo solo pongo la gasolina a los buenos líderes. En el control de la gasolina sí que queremos hablar, de cuando entra y cuando sale”.
Aquilino insiste en un enfoque más humano y de apoyo hacia los emprendedores que el de su colega: “Las empresas cambian el modelo de negocio. Pasan de dar servicios a convertirlos en un producto. Las startups son animales vivos y necesitan agua y gasolina, pero también que los hablen”.
En España los ‘unicornios’ siguen siendo mitológicos. No hay ninguna compañía de nuestro país valorada actualmente por encima de los 1.000 millones de dólares, ni parece que vaya a haberla a corto plazo. Sin embargo, parece que los inversores tampoco echan demasiado de menos a estas figuras.
En el pasado sí que hemos tenido compañías de este tipo, aunque olían a ‘cuerno quemado’. “Aquí ha habido unicornios, como eDreams y Gowex, aunque un poco sospechosos. Y también tenemos unicornios pero de Internet, como Zara, Mango y varios así”, matiza Cabiedes. El inversor relata su única experiencia con este tipo de startups: “Yo he cabalgado un unicornio, Blablacar. Los primeros años esa gente no se lo imagina, pero luego el mercado te responde. Hay muchísima mitología y tontería. Al principio no tenían ni idea, eran una especie de burrito que tropezaba”.
En Kibo Ventures también prefieren otro tipo de startups más modestas. “No estamos en el negocio de los unicornios, se lo dejamos a otros. Lo que hacemos nosotros es identificar buenos burros. Los descubrimos y a partir de ahí el mercado te llevará. Nuestra media es invertir 4 millones de euros en una startup. Queremos que pase de 4 a 40, pero no a 4.000. Si pasa de esa cantidad nos alegramos, pero no buscamos unicornios como estrategia”, destaca Aquilino.
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