La demanda de Internet frente a las limitaciones tecnológicas
Las alarmas se desataron el pasado mes de noviembre, cuando un estudio realizado por Nemertes Research Group advirtió de que Internet podía tener fin. El motivo de la preocupación es que las comunicaciones a través de Internet cada vez son más visuales. Cada vez hay mayor riqueza visual en la comunicación y en el entretenimiento online. Vídeos, películas, redes sociales y juegos con múltiples jugadores exigen a la Red un ancho de banda mayor.
Así, YouTube, propiedad de Google, consumió en 2007 el mismo ancho de banda que la totalidad de Internet en el año 2000. Las imágenes en movimiento requieren cada vez más espacio debido a su tamaño, y es por esto por lo que los más alarmistas anuncian una saturación de la Web para el año 2011 y anticipan que la demanda crecerá un ciento por ciento para ese año.
Pero hasta los más preocupados no predicen un derrumbe completo de Internet, aunque sí advierten de que el usuario podría experimentar una especie de crisis en forma de descargas más lentas y demoras en la recepción de correos electrónicos con respecto a años anteriores.
“Internet no se desmorona, pero habrá cada vez más cosas que uno ya no podrá hacer online“, aseguró John Till Johnson, presidente de Nemertes Research.
Esta falta de conexión entre la demanda y la capacidad se traduciría en un bache en el buen funcionamiento del sector. Importantes portales de Internet como YouTube, Google, eBay o Amazon se verían afectados.
De momento estas empresas no se muestran preocupadas, sino que observan el futuro como un reto. La responsable de Youtube en España, Conchi Ferreras, asegura que Youtube está “en continua evolución para conseguir un equilibrio óptimo entre la calidad de los vídeos y el ancho de banda necesario para el usuario final”. Además, cree que al considerar estos dos elementos “se consigue que un mayor número de personas tengan acceso a un buen servicio con el que poder interactuar”.
Ferreras recuerda que durante años las redes han estado infrautilizadas y es ahora gracias al incremento del consumo, liderado por el vídeo online, cuando se empiezan a justificar las necesidades de un gran ancho de banda.
“Hasta el momento, la tecnología ha estado por delante de la demanda de los usuarios y desde Google creemos en la tecnología como servicio. Es decir, que sea la tecnología quien se adapte al usuario y no sea el usuario quien se adapte a la tecnología”, concluye Conchi Ferreras.
Según expertos de la Universidad de Minnesota (EEUU), el tráfico digital de la red global está creciendo alrededor de un 50 por ciento cada año. Además, a medida que va aumentando la demanda también aumenta la exigencia en la calidad de los contenidos por parte de los usuarios, cada vez más avanzados en las nuevas tecnologías. Esto implica un mayor esfuerzo por parte del sector para satisfacer al cliente.
Las cifras de crecimiento de la demanda de Internet en los próximos años son altas, pero la tecnología destinada a manejar el tráfico de la Red también avanza a un ritmo impresionante.
Los routers que canalizan los datos se vuelven más rápidos, la transmisión por fibra óptica mejora y los programas informáticos para reorganizar los paquetes de datos se vuelven más inteligentes.
Las empresas que basan su actividad en la Red están alerta aunque no preocupadas. La Web ya ha sobrevivido a otras predicciones de colapso. Como la realizada por Robert Metcalfe, pionero y emprendedor de la Red, que predijo en 1995 que Internet sufriría un “catastrófico colapso” a lo largo del año siguiente. Hubo problemas de servicio, pero nada parecido a un colapso predicho por Metcalfe, que, literalmente, se comió sus palabras.
“Internet ha demostrado ser extraordinariamente flexible y resistente”, dice Metcalfe, hoy capitalista de riesgo. “Pero Internet es vulnerable. Eso no significa que colapsará, sino que se perderán oportunidades”.
Por el momento no se observan las oportunidades perdidas, cada vez son más las empresas que se lanzan a la Red para desarrollar sus ideas. Hasta ahora conviven en equilibrio con las posibilidades técnicas de cada país.
En la era de Internet las redes de alta velocidad representan un incremento de los caldos de cultivo de la innovación económica y científica, difundiendo nuevos mercados y empleos. Una nación que se queda atrás en inversiones corre riesgos de perder competitividad ante países que convierten el acceso de mayor velocidad a Internet en una prioridad.