Eso afectará sólo al envío masivo de procesadores, ya que se espera que un volumen pequeño de procesadores de la firma serán enviados en abril.
¿La razón de semejante decisión? Tiene que ver con los las débiles ventas de la gama de ultrabooks actual, que se está convirtiendo en un quebradero de cabeza para el gigante. Ya anunciábamos la intención de rebajar el precio de los dispositivos hasta un 30% para “limpiar” los almacenes.
Lo cierto es que el retraso de la distribución a gran escala de la familia Ivy Bridge, cuyos procesadores se insertarían en las entrañas de la segunda generación de Ultrabooks, tiene como objetivo minimizar el impacto que podría causar la inserción inmediata.
Según las fuentes consultadas la decisión de Intel favorecerá a los fabricantes de chips USB 3.0 que si bien esperaban una caída de su cuota de mercado de un 20%, ésta finalmente y con el retraso de Intel, crecerá hasta un 50%.
El cambio de planes de Intel ha motivado a otras firmas también a retocar los suyos. Sin embargo la mayoría de vendedores de notebooks considera que este segmento tendrá un importante crecimiento después de septiembre, cuando Microsoft presente su Windows 8. Hasta entonces será un período oscuro para esta industria.
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