Intel, ¿puede la empresa que construyó el futuro sobrevivir a él en la era móvil?
El CEO, Paul Otellini, termina su mandato de ocho años al frente de Intel y a la compañía le queda por delante asumir la competitividad en el ecosistema de chips para teléfonos inteligentes y tabletas.
Intel ha sido reconocida como la compañía de semiconductores más importante del mundo desde que hace 45 años las leyendas de Silicon Valley, Gordon Moore y Bob Noyce, fundaron la empresa.
Sin embargo, el auge de Internet y la explosión de la informática portátil han erosionado el mercado del PC de escritorio, donde los chips de Intel han dominado, y ha supuesto la reestructuración total de la industria de semiconductores.
En estos 40 años, Paul Otellini ha desempeñado su trabajo en Intel. Ha sido director general durante los últimos 8 años, pero ha estado cerca de los mandos de poder del fabricante desde que el ex CEO Andy Grove llegó a la cúpula directiva en 1989.
Ahora Otellini finaliza su mandato y entra en su reemplazo Brian Krzanich, que lleva en la empresa desde 1982, y que asciende desde su actual puesto de director de operaciones (COO) para convertirse en el sexto director general (CEO) de Intel.
La pérdida de ingresos de la firma en los últimos trimestres ha motivado diversas críticas en la industria hacia Otellini, cuyos detractores apuntan que quedará como el CEO que no tuvo los chips de Intel en los teléfonos inteligentes y las tabletas, dejando a la compañía lejos del mercado informático de más rápido crecimiento en la actualidad.
No obstante, como apunta The Atlantic en una entrevista con el directivo, durante el mandato de 8 años de Otellini Intel ha generado más ingresos de lo que lo ha hecho en el resto de sus 45 años de historia.
Si no fuera por los ingresos de la burbuja de Internet en el año 2000, Otellini habría presidido la generación de mayores beneficios de Intel, más que todos sus predecesores juntos.
Pero a pesar de los aciertos y desaciertos técnicos y comerciales de la empresa y su ejecutivo, la pregunta en la mente de muchos ahora es si Intel puede prosperar en el mundo de las tabletas y smartphones de la manera que lo hizo durante la era del PC.
Los desafíos para la industria de chips han cambiado. En lugar de buscar la máxima potencia computacional, ahora se persigue la eficiencia energética como el aspecto más importante para las baterías de los dispositivos de pequeño tamaño.
“Intel tiene una larga trayectoria de inversiones sólidas en la vanguardia de la tecnología y la aplicación de procesos de innovación por delante de todos los demás. No va a quedar relegada porque seguirá aplicando la filosofía que ha mantenido a lo largo de su historia”, ha concluido Otellini en su entrevista con The Atlantic.