No es eso, sin embargo, lo que va a ayudar a superar el actual escenario de crisis. La respuesta, por el contrario, es la innovación, e innovar exige confianza, dedicación y esfuerzo.
Ninguna empresa que pretenda sobrevivir a medio y largo plazo puede permitirse el lujo de estancarse. Las nuevas tecnologías han demostrado, a lo largo de las últimas décadas, que su desarrollo tiene una incidencia extremadamente positiva tanto en el aumento de la productividad empresarial como en la generación de nuevos mercados que, a la postre, se traducen en puestos de trabajo y nuevas vías de beneficio.
Si hoy podemos disfrutar de un entorno como el que representa internet y las distintas tecnologías que han florecido bajo su sombra, que han transformado de una manera desconocida no sólo el mundo de los negocios, sino la forma en que entendemos la dinámica empresarial en todos los sectores (ya sean TI o no), es gracias a la inversión en innovación.
En tiempos de crisis, debemos ser extremadamente prudentes con el presupuesto. Nadie criticará que se estudie al detalle en qué se va a invertir cada céntimo y qué beneficio se espera obtener de él. Pero lo que no podemos permitirnos es frenar aquello que puede ser nuestra vía de escape, lo que nos suponga optimizar nuestros recursos, aplicar mayor inteligencia al negocio e, incluso, reinventarnos y abrirnos a nuevos nichos de mercado.
Desde
AETIC se ha hecho un llamamiento a no poner barreras a la innovación. La Asociación ha instado, tanto a la Administración como al sector privado, a incrementar en 5.000 millones de euros al año las inversiones en infraestructuras de telecomunicaciones fijas y móviles.
El objetivo no es sólo fomentar nuevos puestos de trabajo (AETIC estima que se crearían 100.000), sino sobre todo impulsar un sector de futuro, con alto valor añadido, que nos permita escapar de las ataduras de otras áreas en franca situación de crisis, brindándonos una alternativa de futuro basada en la economía del conocimiento. De esto saben bastante en la India, pero hace falta tener visión de futuro para apostar con decisión por las siglas mágicas I+D+i: investigación, desarrollo e innovación. Merece la pena.