En 2014, Airbnb lanzó una campaña publicitaria en Nueva York con carteles en el Metro de la ciudad que rezaban “Los neoyorquinos están de acuerdo: Airbnb es genial para Nueva York”. La realidad, sin embargo, parece estar bastante alejada de tan optimista promoción, si tenemos en cuenta el informe Tourist Tenements in the Making, elaborado por los senadores del estado de Nueva York, Jeffrey D. Klein y Diane Savino, y la senadora electa Marisol Alcántara, y publicado el pasado lunes.
La investigación de Klein comenzó en un alojamiento denominado “Fenton Lounge”. Se trataba de una casa de dos dormitorios en el Bronx, anunciada en el sitio de Airbnb como un “lugar de fiesta” equipado con música y una barra de striptease. Después de las quejas de los vecinos, Airbnb retiró el anuncio, aunque unos meses más tarde reapareció como “Fenton Lounge 2.0”.
En lugar de funcionar como un local de fiesta, según señalaba su publicidad, el Fenton Lounge 2.0 es un lugar que puede acomodar hasta 16 personas, lo que supone una clara violación de los códigos de vivienda estatales y municipales.
El senador Jeff Klein, líder de la Independent Democratic Conference (IDC), denuncia que el Fenton Lounge es sólo uno de los 110 sitios similares en toda la ciudad de Nueva York, que él decribe como “alquileres del horror”. “Es aterrador ver anuncios donde a los huéspedes se les ofrecen alojamientos peligrosos. Hay que tomar medidas legislativas para prevenir la tragedia potencial que podría ocurrir como consecuencia de alojar ilegalmente a las personas en estos espacios y mantener sitios como Airbnb activos”.
El informe menciona 110 alojamientos que acogen a 13 o más personas. La mayoría están situados en el distrito de Brooklyn, seguido de Manhattan y Queens. Como muestra del hacinamiento, los senadores encontraron en estas viviendas ofrecidas en Airbnb colchones de aire apiñados en cocinas y camas apiladas en lavanderías “donde duermen seis adultos”. En el caso del Fenton Lounge 2.0, la Oficina Especial del Alcalde ha levantado acta de varias violaciones de los códigos de vivienda y alojamiento, incluyendo la ausencia de alarma contra incendios y extintores.
“Abarrotar turistas en cocinas llenas de colchones de aire o alinear camas junto a lavadoras y secadoras no tiene sentido. Podría ser una forma barata para alojarse en Nueva York, pero ciertamente no es legal ni seguro”, sostiene Diane Savino. “Tenemos que prohibir que casas para una o dos familias se conviertan en alquileres peligrosos a corto plazo y evitar que compañías como Airbnb den publicidad a lugares que ya violan la ley”, concluye la senadora.
“Este tipo de comportamiento no sólo crea una molestia para los vecinos, sino que genera peligros reales para los residentes de esta ciudad y los clientes, que podrían elegir una de estas viviendas sin saber que es un alojamiento ilegal desde que vieron el anuncio en Airbnb“, apunta el informe.
Tras recoger toda esta información en su informe, Klein, Savino y Alcantara pedirán al gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, que aplique el proyecto de ley aprobado por el Senado estatal en junio. Este proyecto sólo permitiría a los anfitriones alquilar a corto plazo la totalidad de su casa en Airbnb si están presentes en la misma. La idea es evitar que operadores comerciales monten “hoteles” sin licencia bajo el paraguas de Airbnb.
Asimismo, solicitan que “los legisladores deberían examinar las medidas adicionales necesarias para asegurarse de que los alquileres ilegales a corto plazo no se producen sólo en viviendas múltiples, sino tampoco en hogares privados”. Y prevén multar a Airbnb y plataformas similares que permitan la publicidad en sus sitios de alojamientos ilegales: “Los sitios web de alojamiento deben hacerse responsables por los contenidos de los que se benefician”.
Desde Airbnb, por su parte, aseguran que anfitriones como los del Fenton Lounge 2.0 son raros y que cuando ven este tipo de comportamiento los retiran de sus listados. La compañía dice que ha eliminado casi 3.000 anuncios en Nueva York durante el año pasado porque no cumplían con sus estándares.
“La inmensa mayoría de los anfitriones en Nueva York comparten su propia casa como una manera de ganar un poco de dinero extra y mantenerse al día ante el aumento del coste de vida en la ciudad”, explicó un portavoz de Airbnb, antes de asegurar que la compañía está dispuesta a trabajar con los legisladores “para encontrar una solución razonable que permita a los neoyorquinos compartir su hogar con responsabilidad y reprimir a los operadores comerciales”.
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