Lo que la industria de los drones necesita para despegar

El reglamento y la inversión privada no acompañan para que el sector de los RPAs vuele por todo lo alto en España.

Rozas: El caso de éxito gallego

En España hay 2.300 empresas que de alguna manera ya se están dedicando al sector de los drones y alrededor de un millar autorizadas para volar. Se espera que los RPAs (en inglés Remotely Piloted Aircraft Systems) supongan más del 10% de la aviación comercial en los próximos 10 años. Pero ¿qué papel desempeña España en este sector? ¿Cómo está actualmente el ecosistema de los drones en nuestro país? Es uno de los temas que se debatió hace unos días en el Drone Industry Summit, celebrado en Madrid.

“Somos un buen campo de pruebas. Tenemos poca densidad de tráfico, buenos sistemas, pero falta un marco estructurado. Tiene que haber un interés económico, la investigación por la investigación no tiene razón de ser”, ha subrayado el presidente de la Asociación Española de RPAS, Manuel Oñate, durante el evento.

Por primera vez no son Madrid o Barcelona las que tiran del carro en materia de tecnología. En cuestión de drones, Galicia está a la vanguardia. Desde hace un año y medio el recinto del aeródromo de Rozas, en Castro de Rei (Lugo), se ha convertido en un laboratorio al aire libre para estas aeronaves: el Centro de Investigación Aerotransportada de Rozas (CIAR). La Xunta dio luz verde al proyecto en octubre de 2014 con una inversión inicial de 10 millones de euros.

¿Cómo ha llegado a convertirse la iniciativa gallega en una referencia internacional para el sector aeronáutico? “Lo nuestro era hacer barcos, pero las empresas navales pueden migrar fácilmente. Fuimos al sector aeronáutico y empezamos a investigar el tema. Proponíamos cosas, pero nos las tiraban, pero poco a poco salió una oportunidad de hacer el uso de vehículos aéreos caseros no tripulados. Nos encajaba muy bien, porque está por desarrollar y porque teníamos un aeródromo en Rozas por dónde no pasa nadie. Es un sitio cojonudo para desarrollar esos sistemas, es muy fácil hacer pruebas”, ha contado el director de la Agencia Gallega de Innovación, Manuel Antonio Varela.

“Nos dimos cuenta de que somos un gran cliente. Galicia es la comunidad autónoma con más incendios y los drones tenían una gran utilidad para ello. Poco a poco se fueron sumando más cosas. Podíamos usarlos para salvamento marítimo, control del narcotráfico, patrimonio cultural o cartografía”, relata el responsable “Hubo un momento en que tuve a representantes de Economía, Industria, Defensa e Inta en mi despacho. Juntamos todo y decidimos hacer una iniciativa público-privada.

El proyecto ha ido tan bien que en febrero el parque de drones consiguió también el apoyo de Indra e INAER. La Xunta se comprometió a invertir 40 millones de euros y las dos empresas privadas decidieron aportat otros 75 millones. Se espera que gracias a la inyección de capital se generen 600 puestos de empleo, entre directos e indirectos.

“Los españoles somos buenos organizando servicios y por eso podemos crear modelos de servicios que se puedan exportar. Espero que el enfoque gallego se copie en otras comunidades”, propone Oñate.

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¿Cuál será el ‘business model’?

¿Tiene margen España para subirse a este carro o ya ha perdido su oportunidad en la industria de los drones? Varela cree que aún estamos a tiempo, porque “en el modelo de negocio hay muy poca experiencia aún, aún no hay sector. La tecnología está, pero el modelo de negocio no está hecho”, asegura el responsable gallego. “La actividad económica está por incurrir aun. Pero el que arranque tarde va peor”, advierte.

Por su parte, Oñate critica el poco interés y apoyo económico que hasta la fecha ha habido del sector privado y da un tirón de orejas a las firmas de capital riesgo. “En España no se ha producido inversión suficiente para poder competir respecto a lo que se está haciendo en otros países”, afirma.

El presidente de AERPAS identifica oportunidades en el desarrollo de soluciones verticales específicas para resolver problemas concretos. “En España somos muy buenos en eso, luego se pueden exportar. Pero es necesario que haya inversión. Las cosas no se pueden hacer sin dinero. El problema que tienen las nuevas tecnologías es que cuando se están desarrollando no son rentables. El sector financiero no termina de ver que esto va en serio”, insiste.

Desde Indra no comparten estas opiniones. Creen que el modelo de negocio en algunos países existe desde hace veinte o treinta años y están convencidos de que “no hemos perdido el tren para nada”. Francisco Javier Barcala, gerente comercial de la división de Vehículos Aéreos de la tecnológica española, comenta que en su caso “esto no deja de ser un sistema de mezclas, tecnologías que ya teníamos en vehículos no tripulados”.

La compañía aeronáutica INAER aporta otro punto de vista. Su director de I+D, José Luis Saiz, vislumbra un cambio de paradigma y matiza que éste tiene que pasar un proceso largo y costoso. Saiz sugiere una colaboración con la Administración Pública para que “el sistema vaya en consonancia y no nos quedemos atrás”. A su parecer “el sector requiere de una inversión pública, una dedicación. El cambio de modelo de negocio va a llegar porque los drones van a permitir operaciones más económicas al sector público y privado”.

Correos cree que es cuestión de tiempo y de voluntad normativa. “La tecnología la conseguiremos y el tráfico aéreo se tendrá que regular. Nuestras ciudades se llenarán de cosas que vuelan. Pero hace falta mucho tiempo. Se necesita inversión pública y privada. El mercado también va a tener que comprar”, opina Jordi Escruela, subdirector de Innovación de la Dirección de Estrategia y Desarrollo de Negocio de Correos.

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Problemas que surgen sobre la marcha

Las barreras con las que se ha encontrado la compañía postal van más allá de la regulación o la falta de financiación. “Buscamos formas de diversificar el sector postal, en claro declive. Para nosotros el dron debe ser una herramienta que complemente al cartero, que lo ayude en zonas difíciles. Vimos que nada de lo que intentamos es fácil de hacer”, relata Escruela. “Hemos tenido muchos problemas: el dron no puede volar desasistido, necesitamos autorización de Parques Naturales o de AESA, etc. En definitiva, no os creáis ningún vídeo de drones que veáis”, recomienda el responsable, en una clara alusión a los vídeos de su tecnología de entrega de drones que Amazon ha publicado en algunas ocasiones.

En Ferrovial usan estos vehículos aéreos no tripulados para labores topográficas y para la documentación de obras. Y mencionan otras trabas: “Hay que aprender a utilizarlos, hay que programarlos y tener en cuenta unas condiciones de viento determinadas”, apostilla su gerente de Innovación, Bárbara Álvarez. Porque los drones no son solo hardware, sino también programas y aplicaciones. “Hay que considerar el tema del software, el procesado. Para comparar fotos y conseguir planos hay un trabajo de software importante. Muchas cosas que no son nada triviales salen a la luz cuando pones el dron en funcionamiento y desde luego no se solucionan de un día para otro”, añade.

INAER recuerda que también hay que tener en cuenta el espacio aéreo. En este sentido, desvelan que en Rozas están trabajando para probar espacios aéreos segregados, pasillos aéreos que se usen primero para infraestructuras y luego para entregas y otras cosas. “Hace falta eso, un control. También falta autonomía. Que existan naves con autonomía suficiente para prestar un servicio que se equipare al que se presta con aeronaves tripuladas. Estamos hablando de 4 horas y 35 kg de carga”, matiza Saiz.

En la misma idea incide Endesa, que está trabajando justo en este campo. “Pretendemos mejorar las baterías de nuestros drones, queremos llegar a horas. Queremos crear equipos autónomos que tengan más inteligencia y no dependan tanto de la actuación de los operarios”, comenta Amador Gómez López, director de proyectos de Innovación de Endesa. Para Gómez también es necesario mejorar la seguridad.

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La regulación que frena la innovación

Como ocurre en otros campos relacionados con la tecnología, la falta de una regulación adecuada está suponiendo una gran barrera para la innovación. A la espera de una nueva normativa de drones que podría llegar en unos meses, en este momento en España los RPAs están regulados por la Ley 18/2014, de 15 de octubre, bastante restrictiva. Además, tampoco existe ninguna normativa común ni en Europa ni a nivel internacional, lo que dificulta aún más las cosas.

Si la normativa va por detrás de lo que hace la industria es una traba. La industria tendrá que ir tirando de las regulaciones para que esto avance. No puede tardar tres o cuatro años en cambiarse o adaptarse”, reclaman desde Indra.

Para INAER “el marco regulatorio es un obstáculo, sobre todo cuando hablamos de naves de más de 25 kilos”. Precisamente son los de más de este peso los que pueden suponer un riesgo si colisionan con un avión comercial. Su director de I+D sugiere que “la administración pública sea más flexible y hagan más fácil la segregación del espacio”. Saiz entiende que “debe velar por la seguridad del personal, pero suponiendo una barrera”.

Bárbara Fernández, de Ferrovial advierte de que “la eterna promesa genera incertidumbre” y opina que “lo ideal sería que se agilizaran un poco los ritmos de regulación”. En este sentido, Jordi Escruela, de Correos cree que “la administración no va a cambiar”. El responsable de la compañía postal pone sobre la mesa todo lo que está ocurriendo en el ámbito de la economía colaborativa con Uber y otras compañías. “Las startups en este campo están trabajando y los emprendedores quieren desregular”.

De cara a la nueva regulación (un nuevo Real Decreto que prepara Fomento), se ha elaborado un borrador que incluye el permiso para usar los drones en núcleos urbanos y habitados, algo prohibido hasta ahora. Sin embargo, los RPAs tienen que cumplir algunas condiciones, como pesar menos de 10 kg, haberse inscrito como operadores por AESA y contar con los seguros correspondientes, no volar por encima de los 120 metros de altura y obtener un permiso de la Subdelegación del Gobierno.

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Ventajas

Se han citado muchas de las trabas a las que se está enfrentando la industria de los drones, pero no hemos hablado de sus múltiples beneficios. Será cuestión de tiempo y de trabajo por parte del sector privado y público que todos estos muros vayan cayendo. Pero si ya hay 2.300 empresas en España y cientos de usuarios que se hacen con estos vehículos por algo es.

En Drone Industry Summit se citaron algunas de las ventajas de los RPAs Endesa contó su caso particular. “Ahora sustituimos operaciones que antes se hacían con helicópteros y las realizarmos de manera mucho más rápida”, ha manifestado su director de proyectos de Innovación.

Ferrovial, por su parte, ha destacado los beneficios económicos. “Cada país compra en función de las necesidades, según la obra. La cantidad que invierte la recuperas rápidamente. Son herramientas baratas para las prestaciones que tienen. La amortización la tienes rápido, en un mes o dos meses”, explica Fernández.

Miguel Ferrer, director en asuntos públicos para el área de economía digital de Kreab Iberia, asegura que “el límite únicamente está en nuestras cabezas. La clave es qué queremos hacer con esta tecnología. Jaime Olmos, Partner-Public Affairs de la misma agencia está convencido de que “nos va a mejorar la vida”.