Se trata de una mini impresora de bolsillo que imprime copias de fotos a un tamaño pequeño (5 x 7,6 cm) pero a muchísima velocidad. Tarda unos 30 segundos en transmitir la imagen de la cámara o el móvil a la impresora, y otros 30 segundos en imprimir la foto.
Lo más revolucionario de la tecnología Zink es la impresión sin tinta de las fotos. El secreto está en el papel, que está compuesto por 100.000 millones de cristales amorfocrómicos que reaccionan con las pulsaciones de calor componiendo las imágenes a gran velocidad. Este papel Zink es autoadhesivo y resistente al agua (ya que no usa tinta).
Hemos hecho la prueba y transmite más rápido desde móvil, vía Bluetooth, que conectando la cámara digital a través de USB, pero ambos casos ronda los 60 minutos, por lo que la velocidad de transmisión e impresión es sorprendente.
Uno de los inconvenientes de las impresoras fotográficas es que generalmente los consumibles y el papel fotográfico son caros, por lo que no suele compensar hacer muchas copias. Esta impresora, sin embargo, no usa cartuchos de tinta, y el papel se vende en paquetes de 10 y 30 unidades, con un coste por copia de unos 30 céntimos.
Aunque la duración de la batería es limitada, solamente aguanta 15 o 16 impresiones, Polaroid Zink puede recargarse mientras está en funcionamiento, o dejarla siempre enchufada si no queremos moverla.
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