De la radio a la consola 3D
Pocos podrían imaginar en 1924, cuando la primera edición de la Exposición Internacional de Radio (Internationale Funkausstellung – IFA) se celebró en Berlín, que casi un siglo después la feria se iba a haber convertido en lo que es ahora. La IFA, que celebra este año su edición número 50, es ahora uno de los eventos más importantes del mercado mundial de la electrónica de consumo. Entre el 3 y el 8 de septiembre volverá a tomar la ciudad de Berlín, y las firmas más importantes del sector se reunirán para presentar sus últimos productos. De la radio, no obstante, ya no se habla demasiado.
Y es que la IFA nació como una exposición dedicada única y exclusivamente a la radio, algo que fue cambiando conforme las nuevas tecnologías fueron avanzando. Pero no solo eso: a lo largo de sus 86 años de vida la feria ha sido también testigo de cómo la tecnología y la historia se entrelazaban, convirtiéndola en escenario excepcional de la historia del siglo XX.
Pero aunque pensar que la feria llegaría a ver otro siglo sería complicado cuando empezó, las cosas tampoco le fueron tan mal en su primera edición: la inauguración de la IFA, en diciembre de 1924, contó ya con 180.000 visitantes y 242 expositores. En los meses siguientes, además, la venta de transistores creció de forma significativa, lo que no hizo más que aumentar el interés por una feria que parecía tener un valor publicitario incalculable.
El primer gran hito de la IFA, que marcaría un antes y un después en su evolución, tuvo lugar en 1928, cuando se presentó la primera televisión. Se trataba de un objeto aparatoso con una pantalla de tan solo 4×4 centímetros, pero causó furor entre los visitantes y dejó ver que la radio no era más que el principio: la feria seguiría el camino de las tecnologías responsables de llevar la electrónica a los hogares, un campo mucho más amplio que el planeado.
Escenario de grandes lanzamientos
Las presentaciones de la radio y la primera tele no fueron más que los primeros grandes lanzamientos que dejaron claro que la feria, celebrada cada dos años (con una larga pausa durante la Segunda Guerra Mundial), sería un lugar clave para entender hacia dónde iba la electrónica de consumo. Así, las instalaciones de la IFA fueron también testigos de otras invenciones que a día de hoy resultan imprescindibles.
En 1959, por ejemplo, cuando la televisión era aún un privilegio de pocos hogares pero se intuía que su penetración iba a crecer cada vez más rápido, se presentó el primer mando a distancia inalámbrico. El dispositivo funcionaba de forma mecánica mediante ultrasonidos, por lo que la televisión tenía un tamaño mucho más grande para poder alojar los micrófonos receptores.
Unos años después, en 1967, Willy Brandt inauguró las retransmisiones de televisión en color en Alemania, convirtiendo al país en el primero de Europa en llevar imágenes en color a las pantallas de los hogares.
Otro de los capítulos importantes en la historia de la IFA es el relativo a las tecnologías del sonido, tanto de su retransmisión como de su grabación y sus soportes. Desde la radio en estéreo para coches presentada en 1969 hasta las televisiones en estéreo o los primeros intentos de dolby surround en los 80, pasando por el primer reproductor de CDs presentado por Philips en 1979, todo lo relativo a sonido (y a imagen también) ha pasado por la feria berlinesa.
La IFA fue incluso escenario de la presentación de la versión alemana del precursor de Internet, el videotex, en 1983 que, no obstante, no tuvo demasiado éxito hasta más de una década más tarde.
Una feria ligada a la historia del siglo XX
Pensar que un evento bianual (anual a partir de 2005) que se celebra en Alemania desde la década de los 20 iba a lograr pasar sin estar fuertemente ligado a los acontecimientos históricos que tuvieron lugar a lo largo del siglo sería ingenuo y muy lejano a la realidad: la IFA ha visto pasear entre sus visitantes a personajes claves en la historia occidental en ámbitos muy distintos.
Quizá el más importante de todos y a la vez el menos sorprendente sea Albert Einstein, que fue el responsable en 1930 de ofrecer el discurso de apertura. En él, destacó la importancia de la radio no solo como entretenimiento, sino también como herramienta para democratizar el arte y la ciencia, hasta entonces privilegio de tan solo unos pocos.
Unos años después, en 1933, el poder de difusión de la radio sería utilizado para otros medios. Se presentó en la IFA el Volksempfänger, un receptor de radio encargado por Joseph Goebbels para llevar la propaganda nazi a todos los hogares. Tan solo durante la exposición se vendieron ya 100.000 unidades, debido también a un precio de partida bastante asequible, que no obstante seguiría bajando año tras año.
La Guerra Fría tampoco pasó desapercibida por la IFA, y sus participantes se permitieron incluso bromear con ella. Es el caso de Willy Brandt, que justo antes de presionar el botón rojo que convertiría al color las retransmisiones de televisión alemanas en 1967, aseguró que la acción de pulsar un botón podía ser mal entendida en la era atómica en la que vivían. Años más tarde, ya en 1991, la IFA se convertiría también en símbolo de la reunificación alemana al batir justo en ese año su récord de visitantes: más de un millón.
Aunque el número de visitantes es ahora más comedido (y está más controlado), las cifras de la feria siguen impresionando año tras año. En la edición de 2009, batieron el récord de metros cuadrados, tuvieron 1.164 expositores de 46 países y a periodistas de 70 países diferentes. Este año todas las miradas volverán a dirigirse a Berlín durante la primera semana de septiembre. La edición 50 de la IFA promete no decepcionar.