Eso sólo pasa en América, claro: el hombre alega que padece adicción a Internet, y a esto se debía sus contínuas visitas a chats de adultos durante sus horas de trabajo.
No obstante, dice James Pacenza, de 58 años, lo que necesitaba era tratamiento, no que le despidieran.
Su abogado afirma que Pacenza nunca visitaba sitios porno durante sus horas de trabajo, y que no violó ninguna regla escrita de IBM.
Sin embargo, desde la empresa afirman que su política en contra de la navegación en Internet por sitios porno está muy clara, y que de hecho avisaron a Pacenza cuatro meses antes de su comportamiento antes de despedirle definitivamente, algo que el demandante niega.
Pacenza además afirma que otros trabajadores han recibido un trato mucho menos severo, y que la empresa debería indemnizarle por no ayudarle a superar su adicción a Internet.
Hay que tener morro. µ
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