Al menos eso es lo que parece si uno repasa la historia reciente. La pequeña empresa Plaform Solutions de Sunyvale, en California, desarrolló una aplicación que permitía convertir servidores convencionales en sistemas que imitaban las prestaciones de los caros mainframes de IBM.
La empresa trató de demandarles, pero sus esfuerzos fueron baldíos, así que decidieron aplicar otra táctica: la de comprar la empresa Plaform, cosa que hicieron en julio del año pasado por 150 millones de dólares. Obviamente aquella aplicación desapareció del mapa.
Es solo un ejemplo de la actitud de gigante azul, que podría enfrentarse a demandas mucho más preocupantes de sus competidores -por pequeños que sean- en el mercado de los servidores y mainframes.
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