IBM ha presentado su nuevo procesador cuántico Eagle, con capacidad de 127 qubits, lo que supone un gran avance en el aprovechamiento del potencial de dispositivos cuánticos, un tipo de hardware cuyos circuitos no pueden simularse desde ordenadores de arquitectura clásica.
La computación cuántica se basa en el funcionamiento de la materia niveles subatómicos, lo que permite aumentar exponencialmente la potencia de cálculo. La unidad básica de computación cuántica es el circuito cuántico, que distribuye los qubits en puertas y medidas cuánticas, capaces de superar a sus homólogos de la arquitectura informática clásica gracias a la mayor complejidad de sus circuitos.
El progreso de la computación cuántica se mide mediante tres atributos de rendimiento: escala, calidad y velocidad. La escala se refiere al número de qubits de que dispone un procesador cuántico Y determina la magnitud a la que puede ejecutarse un determinado circuito cuántico.
La calidad queda determinada por el volumen cuántico y determina la precisión con la que se ejecutan los circuitos cuánticos. Finalmente, la velocidad se mide en CLOPS (acrónimo en inglés de operaciones por segundo de las capas del circuito), métrica establecida por la propia IBM para establecer la viabilidad de ejecución de cálculos reales compuestos por un gran número de circuitos cuánticos.
Con una capacidad de 127 qubits, el procesador Eagle de IBM es su primer procesador cuántico y supone una evolución sobre los anteriores procesadores Hummingbird (65 qubits) y Falcon (27 qubits), contando con un revolucionario diseño de la disposición de los qubits capaz de reducir los errores, además de una arquitectura que reduce el número de componentes necesarios.
Así se ha rediseñado el cableado de control en varios niveles físicos en el interior del procesador de manera que los qubits están dispuestos en una única capa, lo que permite un aumento significativo de los mismos mientras se mantiene un alto nivel de calidad. Al aumentar el número de qubits los usuarios podrán explorar problemas de mucha mayor complejidad, para realizar experimentos y ejecutar aplicaciones en industrias tan exigentes como la energética o la farmacéutica.
Como ejemplo de la potencia y complejidad de un procesador cuántico como el Eagle de IBM baste destacar que si hubiese que recurrir a los bits clásicos de la computación tradicional para igualar los resultados, serían necesarios el número total de átomos que componen al total de la población mundial actual de más de 7.500 millones de individuos.
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