Cuando hablamos de Human Augmentation nos referimos a la mejora física de las posibilidades del cuerpo humano mediante la integración de dispositivos tecnológicos. ¿Estamos dispuestos a que nos inserten un chip en el cerebro para que funcione más rápido o acceda a una información instantáneamente desde Internet?
Esto idea quizá nos parezca de ciencia-ficción, pero lo cierto es que estamos cerca. Las prótesis robóticas llevan años implantándose en personas que han perdido un miembro. En este caso, la tecnología se usa para devolver una funcionalidad, pero sería sencillo utilizar soluciones que superasen las capacidades originales.
Y parece que no vemos con malos ojos la posibilidad de mejorar nuestras capacidades intelectuales. Según un estudio de Kaspersky, el 76% de los españoles considerarían la posibilidad de aumentar su cuerpo con tecnología para mejorarlo, ya sea de forma permanente o temporal. Además, el 29% de los consultados afirman que no tendrían ni que pensárselo, mostrándose totalmente dispuestos a mejorar su inteligencia o capacidad cerebral mediante el uso de estas tecnologías si tuviesen la oportunidad.
En cualquier caso, el 57% de los consultados opina que es “completamente” o “mayormente” aceptable aprovechar la tecnología Human Augmentation para hacer a las personas más inteligentes.
Pero lo más sorprendente quizá sea que el 61% de los padres españoles responda que es “completamente” o “bastante” aceptable emplear técnicas de Human Augmentation para mejorar la capacidad de aprendizaje de los niños en el colegio.
De hecho, lo más lógico sería pensar que estas soluciones son especialmente interesantes para las personas de edad avanzada, que ven mermadas sus capacidades físicas e intelectuales con el paso inexorable del tiempo. Quizá sea por eso que la aceptación de la Human Augmentation es mayor entre los segmentos poblacionales de mayor edad.
Así, los más proclives a mejorar sus capacidades mediante esta tecnología son las personas mayores de 55 años (31% de los encuestados), mientras que la predisposición disminuye progresivamente en los segmentos de 35 a 54 años (29%) y de 18 a 34 años (25%). Si atendemos al sexo, el interés en este tipo de mejora es prácticamente igual en mujeres (30%) y hombres (29%).
La posibilidad de mejorar sus capacidades seduce especialmente a navarros (43%), extremeños (42%) y cántabros (42%). En el lado opuesto se sitúan los murcianos (15%), asturianos (19%) y castellanomanchegos (17%).
El estudio de Kaspersky también presta atención a los dilemas que plantea el aumento de la inteligencia y la capacidad cerebral: si la Human Augmentation es ética, si los padres deberían permitir que se mejore el cerebro de sus hijos para darles mayor ventaja en el colegio, si esta tecnología ofrece una ventaja injusta en el trabajo a las personas mejoradas y crea una brecha digital o si es segura desde el punto de vista de la salud.
En cuanto a los motivos que justificarían la utilización de estas técnicas, la mayoría de los encuestados esgrimen el uso de la Human Augmentation por el bien de la humanidad, mientras que más de la mitad (55%) señala que debería emplearse para mejorar la calidad de vida.
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