Huawei ha iniciado un proceso de venta que la desvinculará de la marca de teléfonos Honor. Una marca que se creó en el año 2013 y que está centrada en el mercado de las generaciones nativas digitales, con modelos de gama media y baja.
El gigante chino ha decidido desprenderse de todas sus acciones y capacidad de decisión sobre el futuro que le aguarda a esta e-brand, su negocio paralelo de dispositivos.
Venderá los activos a Shenzhen Zhixin New Information Technology, un conglomerado de compañías, por una cifra no revelada de dinero. Y lo hace tras explicar que su unidad de consumo “ha estado bajo una tremenda presión últimamente por la “falta persistente de elementos técnicos necesarios para nuestro negocio de telefonía móvil”, en clara referencia a componentes básicos como los procesadores.
La venta de Honor se enmarca en un contexto tecnológico y político lleno de tiranteces entre China y Estados Unidos que tiene a Huawei entre sus objetivos. La Administración Trump ha emitido distintas órdenes ejecutivas que dificultan la colaboración entre empresas de ambos lados del charco.
Alegando motivos de seguridad, el año pasado se prohibieron transacciones de tecnología vital de Estados Unidos sin contar con una aprobación especial. Los cruces de declaraciones han sido constantes. Y las consecuencias, evidentes.
El último capítulo de esta guerra pasa por la prohibición de inversiones de personas y entidades del país americano en compañías sospechosas de financiar las fuerzas militares chinas.
Esto, unido a la crisis del coronavirus, está afectando a Huawei. Durante la presentación de resultados financieros más reciente, sus responsables reconocían la presión a la que se encuentra sometida la cadena de suministro. Admitían estar “haciendo lo posible para encontrar soluciones, para sobrevivir y seguir adelante.
Finalmente, Huawei decidide vender Honor y justifica el movimiento como una forma de “garantizar su propia supervivencia”, de ayudar a “proveedores y vendedores de canal de Honor a superar este momento difícil”. Y espera que, por su cuenta, la compañía “continúe creando valor para los consumidores y construyendo un nuevo mundo inteligente para los jóvenes”.
Cabe señalar que Honor es una marca popular, con un volumen de ventas anual superior a los 70 millones de unidades. Ya en 2014 conseguía sus primeros 20 millones y, al siguiente, buscaba doblar esa cifra.
Honor se especializó desde un principio en el negocio online, basándose en el eCommerce y prescindiendo de locales físicos. La fuerza de internet le permitió alcanzar operaciones en 74 países y zonas en sólo dos años, incluyendo España. Y poco a poco ha ido abriendo al mundo offline de la mano de grandes almacenes y operadores de telecomunicaciones.
Una treintena de compañías, incluyendo distribuidores, se han unido ahora para proponer la venta a Huawei y escribir un nuevo capítulo para Honor, algo que finalmente se ha producido.
Durante los últimos tiempos, Honor ha ido ampliando su catálogo. Más allá de los smartphones y sus innovaciones a nivel de cámara, pantalla, inteligencia artificial aplicada y experiencia de juego, Honor compite en el terreno de los wearables con smartwatches y bandas de fitness.
También cuenta con auriculares inalámbricos. Este año ha presentado su primer router Wi-Fi 6 Plus. Y hace apenas unas semanas introducía en el mercado el portátil MagicBook Pro con procesador AMD.
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