Home Cinema LG “Champagne”
Sugerente nombre para un reproductor de cine en casa de alta gama que apela a los cinco sentidos.
LG vuelve a apelar a los sentidos para presentar sus últimas creaciones. Si en telefonía móvil la compañía evocaba el chocolate y su sabor, para su nuevo Home Cinema ha elegido el sugerente nombre de “Champagne”.
El por qué del nombre queda rápidamente justificado al ver los altavoces que componen este sistema de sonido, cuya forma evoca a la de una copa de la exclusiva bebida francesa. Da juego el nombre, y el diseño, para asegurar que estamos ante un equipo de altas prestaciones, apropiado para el usuario refinado que busca calidad de sonido e imagen por encima de lo habitual.
Las “copas de champagne” vienen acompañadas de un subwoofer para los sonidos más graves y, en conjunto, superan los 300 watios de potencia. Aseguramos que no es necesario llegar ni a la mitad de potencia para disponer de una calidad excepcional y que además permite emular el sonido envolvente, como si lo reprodujeran cinco altavoces (5.1), gracias a la tecnología Virtual Sound Matrix. Esta tecnología desarrollada por LG permite que con tan sólo dos copas escuchemos cualquier reproducción como si de un reproductor envolvente se tratase.
El equipo reproduce todo tipo de archivos de audio y video con una calidad bastante aceptable, que mejora en cierto modo la resolución de los DVD, aunque no se les pueda comparar con blu-ray, pero alcanzando un alto grado de nitidez.
Un pequeño, pero a la vez importante, detalle es la incorporación de un puerto USB capaz de leer directamente fotografías o archivos musicales si necesidad de compresión previa. Quizá sea eso lo que haga destacar a este sistema de cine en casa sobre el resto: los pequeños detalles.
Junto al lector USB, otra pincelada del reproductor es su sencillo sistema de menús, intuitivo, y la posibilidad de retardar el audio para ajustarlo a la imagen. Habíamos leído mucho de esta función, pero hasta ahora no habíamos comprobado cómo funcionaba.
Resulta algo molesto tenerlo que hacer, pero en aquellas grabaciones que se ha descompensado el sonido con la imagen, sobre todo en las de mala calidad o grabadas hace mucho tiempo, se puede ralentizar el audio hasta hacerlo coincidir con la imagen. Es cuestión de paciencia, pero ofrece una experiencia de visualización mucho más enriquecedora.