Internet no hace más que coger al mundo del marketing y sacudirlo cada pocos años. Se empezó a hablar en serio de marketing online gracias a Google, y entonces nació el SEO. Después llegaron las redes sociales con Facebook de la mano y se desató la revolución del social media, haciendo que los community managers (y otros nombres de trabajos mucho más sofisticados) aparecieran como setas, además de los gurús (y los ninjas), que vieron el filón y empezaron su campaña de “esto no lo sabe hacer cualquiera”. Pero en Silicon Valley hace tiempo que se habla de una nueva especie en el ecosistema del marketing digital: se trata de los growth hackers. Y no, en este caso no lo puede hacer cualquiera.
Empecemos por el principio. ¿Qué es el growth hacking? Su nombre da las pistas: se trata de una nueva disciplina que hackea el crecimiento de las empresas, disparándolo en poco tiempo sin necesidad de invertir en grandes campañas publicitarias. La palabra hacker está bien escogida: se refiere tanto a la creatividad para dar con soluciones nuevas, encontrando atajos y caminos inexplorados, como a la parte técnica. Un growth hacker no es un publicista cualquiera: es muy posible que tenga conocimientos de programación y que viva sumergido en un mundo de análisis de datos.
“Es una manera de resolver problemas e incertidumbres comunes del marketing empleando herramientas favorables para startups, combinando además la agilidad, la creatividad y las habilidades tecnológicas“, explica Fernando Becerra, socio fundador de la Startup Academy, donde entre las clases que imparten para crear a los empleados perfectos de las startups, está la de growth hacking. “Es el marketing para startups“, indica, “encontrar la aguja del pajar de forma barata o gratuita”.
Y es que esta parte, el tema del presupuesto, es clave en el growth hacking. La nueva forma de hacer marketing nace de la pura necesidad de las startups de crecer, ganar usuarios de forma exponencial, cuando cuentan con un presupuesto muy limitado -suponiendo que exista -para el marketing. Saber usar la tecnología que se tiene a disposición, entender los comportamientos de los usuarios, empezar ya diseñando un producto listo para ese crecimiento, son algunas de las cosas que hace un growth hacker.
La clave, según el growth hacker Mattan Griffel, es seguir una serie de pasos: adquisición (conseguir que alguien visite tu web), activación (que esos usuarios se registren), retención (que se mantengan activos) e ingresos (monetizarlos). La retención debería provocar también las recomendaciones: que los usuarios sean los encargados de recomendar el servicio a sus amigos.
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