Gratis, sí. ¿Pero seguro?
Según un informe de Kaspersky Lab, una quinta parte de las pymes aún confía su seguridad a soluciones gratuitas, menospreciando los riesgos que conlleva.
Llevamos varios años en los que el ajuste en el gasto en una prioridad para buena parte de las empresas. Desgraciadamente, la seguridad es una de las partidas que primero sufren el efecto de las tijeras.
Según Kaspersky Lab, muchas compañías tratan de ahorrar migrando a soluciones de seguridad gratuitas o empleando soluciones de consumo en lugar de software de uso profesional. Un informe elaborado por la compañía desvela que el 21% de las pymes todavía recurre a soluciones gratuitas para garantizar la seguridad de su trabajo. Y cuando la compañía carece de profesionales TI este porcentaje se eleva hasta un inquietante 50%. Incluso hay un 3% de medianas y grandes empresas que también echa mano de soluciones gratuitas.
Esta situación se produce debido a un déficit en la concienciación. La empresa especialista en seguridad explica que las pymes suelen pensar que no tienen nada que pueda interesar a los ciberdelincuentes, por lo que creen que les basta con disponer de funcionalidades básicas de seguridad. Así, mientras que las entidades de tamaño medio y grande suelen ser víctimas de campañas específicas y muy planificadas, las pymes acostumbran a verse afectadas por epidemias de malware, convirtiéndose en un objetivo fácil para los hackers.
¿Pero por qué una solución gratuita no es la opción adecuada para la seguridad de una empresa? Kaspersky Lab incide en que lo más importante de una solución de seguridad es la actualización de la base de datos de las amenazas y el desarrollo de la propia aplicación, algo que supone un gran esfuerzo de tiempo e inversión, por lo que hay que plantearse cómo cubren dichos costes los fabricantes.
Si ofrecen sus soluciones gratuitamente al cliente final, alguien tiene que pagar por ello. Generalmente, son los anunciantes los que sufragan el desarrollo de la aplicación de seguridad, que se convierte en un soporte publicitario. De este modo, los costes se sufragan con la recaudación publicitaria. Además, es habitual que, al instalar la solución, también se instale una barra de herramientas en el navegador, dirigiendo a su propio motor de búsqueda. Gracias a ello, el fabricante puede recopilar información del usuario, como su historial de navegación y su comportamiento online, con el objetivo de ofrecer la mayor cantidad posible de publicidad contextual.
En otros casos, el proveedor ofrece soluciones ‘freemium’, es decir, versiones aligeradas de su software, con las funcionalidades recortadas. La versión completa queda para los usuarios de pago. En estos casos, la versión reducida suele otorgar únicamente una protección básica. Sin embargo, funcionalidades más avanzadas, como protección de transacciones financieras, cifrado, prevención de fuga de datos, copia de seguridad o protección de dispositivos móviles, por ejemplo, quedan fuera de su manto protector.