En Google afirman que son ya tantos quienes están adquiriendo sus GoogleGlass online que no ven necesario mantener abiertos los establecimientos físicos donde se vendían, especialmente desde que hace unos meses se liberó la restricción que la propia empresa mantenía de manera que al elevado precio de las gafas inteligentes ($1.500) había que sumar la necesidad de formar parte de un programa de Exploradores (así los denominó Google) en el que era requisito para ser admitido estar respaldado por una empresa que se dedicase al desarrollo de software para tal dispositivo o en su caso ser algún tipo de mente creativa que fuese a dilucidar algún original uso para las GoogleGlass.
Lo cierto es que como ya te hemos informado no hace mucho aquí en The Inquirer, son ya unos cuantos los desarrolladores que han abandonado sus proyectos orientado a GoogleGlass debido al poco éxito comercial que han augurado al dispositivo, aunque sí se vislumbran perspectivas más limitadas en una orientación más dirigida a entornos profesionales y usos técnicos.
Google mantenía cuatro tiendas abiertas, denominadas Basecamp (campamento base) en Nueva York, Los Ángeles, San Francisco y Londres. En las cuatro se estaría liquidando las existencias y el primer síntoma ha sido la cancelación de las reservas de cita en dichos establecimientos con los Exploradores para ofrecerles encuentros de soporte e información sobre manejo y posibilidades de uso.
Requeridos por los Exploradores, desde Google se ha confirmado que en efecto no se fijarán más encuentros presenciales de soporte técnico así como quedan canceladas las citas de exhibición y prueba de las GoogleGlass que se ofrecían a potenciales compradores. Tampoco podrán recogerse en estas tiendas físicas las unidades adquiridas, que ahora sólo podrán comprarse online.
Desde Google se afirma que la mayor parte de las ventas de GoogleGlass ya hace tiempo que proceden de Internet y que no tiene sentido seguir manteniendo las tiendas, centrándose en su lugar en atender a los clientes a través de la Red. Fuera de Mountain View, en cambio, la sensación es que este dispositivo no está teniendo la aceptación que inicialmente podía haberse pensado, la expectación ha decrecido y el potencial de ventas incluso más y tal vez hayamos salido ganando (quizá sólo por el momento) al no estar a punto de ver cómo nuestras calles se llenan de miles de personas con gafas inteligentes.
vINQulo
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