Gmail tira de inteligencia en su lucha contra el spam
Google ha decidido perfeccionar las capacidades antispam de su servicio de correo electrónico. También ha puesto a disposición de los remitentes una novedad bautizada como Gmail Postmaster Tools.
El correo electrónico es un invento que ha traído consigo numerosas ventajas, sobre todo asociadas al hecho de poder comunicarse con personas que se encuentran a kilómetros (e incluso a continentes) de distancia.
Pero a medida que su uso se ha ido popularizando, también se ha convertido en un objetivo frecuente de los ciberdelincuentes, que ven el email como un canal útil para contactar con víctimas potenciales. Esto ocurre a través de correos de phishing.
Además, hay que tener en cuenta la cuestión del spam como correo electrónico no deseado que quizás no encierre ninguna estafa en su interior pero que al final acaba inundando la bandeja de correo de los internautas día tras día sin información de utilidad.
Para mejorar la experiencia de sus usuarios, Google ha decidido mejorar las capacidades de lucha contra el spam con las que cuenta su sistema de email Gmail.
Buena parte de las mejoras se refieren a la potenciación de la inteligencia y de la capacidad de reacción de este servicio, al aplicarse avances en materia de aprendizaje automático al filtro de spam.
Ahora Gmail sería capaz de frenar la llegada de correo no requerido que llega a ser escurridizo al adquirir la apariencia típica del correo deseado, así como de poner más barreras a las suplantaciones de identidad.
Otro punto a favor del renovado Gmail es que el servicio de correo electrónico que ofrece la compañía de Mountain View se adaptará a las preferencias de cada usuario, ya que cada persona puede considerar como correo no deseado distintas cosas.
Por otra parte, Google también se ha puesto en la piel de los propios remitentes y ha decidido poner a disposición de aquellos que generan gran volumen de correo las Gmail Postmaster Tools.
Con estas herramientas, las empresas legítimas deberían ser capaces de controlar cómo se van comportando los mensajes que redactan y envían a sus clientes, descubrir si se llegan a entregar o no y controlar su reputación, por ejemplo.