Gigante del vídeo

La compra de Youtube por parte de Google, convierte a este último en el verdadero dominador de contenidos en Internet.

El halo “indie” que rodeaba a Google se ha acabado de desvanecer (si algo quedaba tras su entrada en bolsa) con la compra de Youtube. A pesar de tener en funcionamiento un servicio de características similares, la compra de Youtube es indicativa de la tendencia estratégica de Google de convertirse en la compañía omnipresente de la Red. Si en un principio, el éxito de Google radicaba precisamente en unos servicios de búsqueda alternativos e imparciales, alejados de la moda imperante en aquellos momentos de convertir a los buscadores en portales de inicio con un maremágnum de contenidos generalistas, en la actualidad se ha convertido en una presencia casi ineludible.

Su éxito se ha basado hasta ahora en el respeto a las funcionalidades básicas de los programas: si entramos en un buscador, encontraremos un buscador, no cientos de anuncios que nos confunden acerca de lo que queremos. Probablemente el servicio de vídeo de Youtube permanecerá inalterado en su funcionamiento y no variará ostensiblemente su uso.

Sin embargo, tal y como le sucede a las grandes empresas de carácter horizontal (Microsoft es el caso más paradigmático), se suele perder gran parte de popularidad cuando tu logo aparece continuamente.

Pero a diferencia de Microsoft, que posee una fuerte posición en el software que hace funcionar la mayoría de los ordenadores, Google le debe total pleitesía a unos usuarios que tienen en su mano su éxito y su fracaso. Es por ello que Google debe andar con pies de plomo y ponderar dónde está el límite de exprimir la gallina de los “webos” de oro.