Garbanzo negro
La sacudida financiera que ha experimentado el parqué japonés por las prácticas ilícitas de una empresa online no tiene motivos para repercutir en el conjunto del sector.
A pesar de que la explosión de las empresas “puntocom” tuvo lugar ya hace más de cinco años, los inversores japoneses se han vuelto a enfrentar con la desconfianza online. El parqué nipón, que a finales del pasado año, es decir, hace un escaso mes, empezó a registrar sus mejores niveles desde aquel “boom” tecnológico, se ha desplomado de forma recurrente ante las sospechas que rodean de cerca a la firma Livedoor.
El supuesto y vertiginoso crecimiento que ha experimentado esta organización se debe casi con seguridad a ciertas prácticas ilícitas que, consecuentemente, han provocado la venta al por mayor de todos los títulos que pudieran recordar modelos de negocio como el de la empresa citada. En otras palabras, ataques de nervios simultáneos y expectación sin igual protagonizados por los brokers han terminado por sacudir el mundo financiero tokiota originando la mayor caída en lo que va de año.
Lo peor, sin embargo, estaba por venir. A la suspensión de acciones de Livedoor le siguió una nueva entrada en el mercado llegando así una avalancha de negociaciones que colapsaron de manera fulminante los sistemas de la Bolsa de Tokio.
Más aún, los malos augurios aseveran que semejante escándalo se extenderá, por qué no, a otras empresas del sector y que prolongará descensos bursátiles no sólo en territorio japonés sino en cualquiera donde puedan asentarse.
La espada online de Damocles, por tanto, vuelve a amenazar los puntos vulnerables de un mercado todavía muy joven. Esperemos que el suceso nos haga pensar y madurar para que, hablando claro, un garbanzo negro no estropee todo el cocido.