El G20 pide “acceso legal a mensajes cifrados” para combatir el terrorismo en Internet
Los Gobiernos apuntan a las aplicaciones de mensajería que están codificadas de extremo a extremo para que den opciones al cumplimiento de la ley.
La reunión de los líderes del G20 ha decidido hacer algo al respecto de Internet. La Declaración final del G20 sobre la lucha contra el terrorismo en la Red ha incluido el siguiente plan.
“Trabajaremos con el sector privado, en particular con los proveedores de servicios de comunicación y los administradores de las aplicaciones pertinentes, para luchar contra la explotación de Internet y las redes sociales con fines terroristas como la propaganda, la financiación y la planificación de actos terroristas, incitar al terrorismo, radicalizar y reclutar para comprometer actos de terrorismo, respetando plenamente los derechos humanos”.
Los Gobiernos buscan que la industria, en particular las redes sociales y las plataformas de mensajería, lean los mensajes enviados usando los servicios con los que los usuarios se registran para asegurar su privacidad.
El discurso del primer ministro australiano Malcolm Turnbull ha señalado a Whatsapp, Telegram y Signal, preguntando “por qué tienen que establecer cifrado de extremo a extremo de tal manera que nadie, ni los dueños, ni los tribunales tengan la capacidad de averiguar lo que se está comunicando”.
El comunicado del G20 no habla de dar a los gobiernos una puerta trasera para acceder a la mensajería, pero ha dicho a las empresas de Silicon Valley y similares que la pelota está en su tejado. “Ustedes han creado aplicaciones de mensajería que están codificadas de extremo a extremo que están siendo utilizadas por terroristas y criminales para ocultar sus planes asesinos, por lo tanto, ustedes deben asegurar que la ley pueda llegar a los criminales en este espacio de vacío que sus tecnologías han hecho indetectables”.
A pesar de todo, tanto el comunicado como el discurso de Turnbull han hablado de “colaboración” con la industria, aunque de momento no hay ningún mecanismo para tal colaboración salvo las propias iniciativas que gigantes como Google, Facebook y Twitter ya están implementando para identificar el reclutamiento de terroristas y del contenido del odio en sus plataformas.