Fuentes cercanas a la compañía creen que Intel intenta modernizar su planta irlandesa, que es una de las más importantes fuera de Estados Unidos. De esta forma, podría destinarse a la fabricación de chips de última tecnología, como los últimos Atom de bajo consumo.
Intel emplea en esta fábrica a unas 5.000 personas y la inversión asciende a 7.000 millones de dólares desde 1989.
Se cree que la compañía necesita aumentar la producción de Atoms, los nuevos procesadores para móviles y portátiles de Intel que, según Paul Otellini, “constituyen un hito para la compañía tan importante como el lanzamiento de los Pentium en los noventa”.
Un representante de Intel Irlanda reconoció que “había demanda global” para los nuevos chips, pero aseguró que la compañía aún no había decidido cómo iba a responder a esa demanda.
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