Su frecuencia ha convertido las batallas de patentes entre compañías en un rasgo característico más de la industria tecnológica. De vez en cuando salen a la luz demandas y contrademandas entre rivales de pleno derecho o incluso entre aliados bien avenidos en el pasado y que reclaman o niegan, según el caso, un uso indebido de la propiedad intelectual de uno de ellos. A falta de acuerdo, los tribunales suelen ser el escenario elegido para la resolución de su conflicto. O al menos para encaminar la problemática y acercar posturas. Lo hemos visto en múltiples ocasiones. Y parece que lo seguiremos viendo.
Aunque Google quiere terminar con las luchas que afectan a su sistema operativo Android a través de la iniciativa de licencias PAX (“paz”) que favorece el intercambio de propiedad intelectual, una mayor competencia y el fomento de la innovación, todavía hay enfrentamientos. Y son enfrentamientos implacables. Míticos ya. Durante un tiempo se volvieron recurrentes las noticias que actualizaban con nuevos capítulos la batalla de Apple y Samsung en el terreno móvil, que traspasó las fronteras del mercado para convertirse en una disputa legal de grandes dimensiones, con frentes abiertos en diversas partes del mundo. Y ahora Apple vuelve a la carga. Pero no con Samsung, sino con una de las compañías que ha fabricado componentes para sus dispositivos móviles. En esta ocasión se trata de la empresa norteamericana de semiconductores Qualcomm.
La guerra de patentes entre Apple y Qualcomm se ha gestado en lo poco que llevamos de 2017. El pasado mes de enero, el gigante de Cupertino desató la polémica al denunciar que las tasas impuestas por Qualcomm en concepto de royalties no eran justas. Según un comunicado con el sello de la manzana mordida, Qualcomm habría “insistido injustamente en cobrar royalties por tecnologías con las que no tiene nada que ver”. Y lo habría hecho “durante muchos años”. Su percepción es que, “cuanto más innova Apple con características únicas como TouchID, pantallas avanzadas y cámaras, por nombrar sólo algunas, más dinero cobra Qualcomm sin razón y más caro se convierte para Apple financiar estas innovaciones”. Es más, Apple dice que el fabricante californiano le solicitó un pago de unos 1.000 millones de dólares “como represalia por responder con veracidad a los organismos encargados de hacer cumplir la ley que la investigan”. De hecho, Qualcomm habría tenido problemas con la KFTC. Y la FTC estadounidense sospecharía de sus prácticas comerciales.
Pero hay más. Apple va más allá en sus argumentaciones contra una firma con la que antes colaboraba en los negocios y alega que Qualcomm ha levantado su actividad “sobre estándares antiguos y legados, pero refuerza su dominio a través de tácticas de exclusión y royalties excesivos”. Ésa es la visión de una firma que se siente tratada injustamente. “A pesar de ser sólo una entre más de una docena de empresas que contribuyeron a los estándares celulares básicos, Qualcomm insiste en cobrar a Apple al menos cinco veces más en pagos que todos los otros licenciatarios de patentes celulares con los que tenemos acuerdos juntos”, se quejan los de Cupertino frente a las decisiones de una compañía de semiconductores que, de acuerdo con Apple, ha ido dando “pasos cada vez más radicales”.
Además de demandar a Qualcomm en la California natal de ambas, Apple llevó el caso a China al poco tiempo por abuso de posición y el propio precio de las licencias. “Apple cree profundamente en la innovación y siempre hemos estado dispuestos a pagar tarifas justas y razonables por las patentes que usamos”, dice la denunciante, cuyos responsables se muestran “extremadamente decepcionados por la forma en la que Qualcomm está llevando a cabo sus negocios con nosotros” y en “desacuerdo sobre lo que constituye un royalty justo y razonable” de verdad, lo que les habría obligado a acabar en los tribunales.
¿Y qué es lo que tiene que decir ante estas acusaciones Qualcomm? En un principio, que las acciones de Apple “están en su esencia impulsadas por disputas comerciales” y “no tienen fundamento”. Por medio de su vicepresidente ejecutivo y consejero general, Don Rosenberg, Qualcomm ha contraatacado comentando que “Apple ha falseado adrede nuestros acuerdos y negociaciones, así como la enormidad y el valor de la tecnología que hemos inventado, contribuido y compartido con todos los fabricantes de dispositivos móviles a través de nuestro programa de licencias”. Y añade: “ha estado promoviendo activamente ataques regulatorios”, vía FTC o KFTC, “tergiversando los hechos y reteniendo información”. A partir de ahí, en Qualcomm se han tomado las demandas como una “oportunidad” para que la justicia decida. Su postura es que así “tendremos derecho a un descubrimiento completo de las prácticas de Apple y un sólido examen de los méritos”. Y el caso es que se ha extendido al respecto.
Lo más reciente que se sabe sobre la pelea legal entre Apple y Qualcomm es que esta última ha replicado con su propia demanda. Qualcomm sostiene que Apple malinterpretó acuerdos e incluso ha interferido en otros establecidos con fabricantes del iPhone y del iPad que Apple diseña. Insiste en que su ahora rival ha alentado ataques en distintas jurisdicciones, “tergiversando hechos y haciendo declaraciones falsas”. La versión de Qualcomm añade, además, que Apple optó por usar módems de menor rendimiento en el iPhone 7, afectando a las comparaciones con otros modelos. En este mismo sentido asegura haber recibido amenazas para evitar la publicación de comparaciones de los teléfonos de la marca Apple basados en su tecnología. Su sensación sería que Apple ha fracasado a la hora de “entablar negociaciones de buena fe para licenciar las patentes esenciales de estándar 3G y 4G” que ella ofrecería “en términos justos, razonables y no discriminatorios”.
“El valor de nuestras invenciones se ha demostrado a través de cientos de acuerdos de licencia, negociados y renegociados durante casi tres décadas con prácticamente todos los fabricantes importantes de teléfonos en la historia, incluyendo empresas en Asia que han fabricado iPhones y iPads de Apple”, interviene, una vez más, Don Rosenberg. “En los últimos diez años”, dice, “Apple ha jugado un papel importante en llevar los beneficios de la tecnología móvil a los consumidores con sus productos y servicios populares. Pero Apple no podría haber construido la increíble franquicia de iPhone que la ha convertido en la empresa más rentable del mundo, capturando más del 90 % de las ganancias de los smartphones, sin depender de las tecnologías celulares fundamentales de Qualcomm”.
“Ahora, después de una década de crecimiento histórico, Apple se niega a reconocer el valor bien establecido y continuo de esas tecnologías”, insiste Rosenberg, que la acusa de intentar “utilizar su enorme poder de mercado para coaccionar términos de licencia injustos e irrazonables por parte de Qualcomm”. Este directivo, que habla de “ataque global”, avisa de que la intención de su empresa es acogerse al “derecho a proteger y recibir el valor justo de nuestras contribuciones tecnológicas a la industria”. Se busca compensación por daños y prohibición de interferencia en las alianzas firmadas con fabricantes de smartphones y tabletas con software iOS. Mientras, Apple perseguirá una resolución favorable para sus intereses. Ambas compañías se muestran firmes en sus opiniones. ¿Qué pasará?
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