FlatOut

Esta vez el asunto no va de conducción precisa y elegante. FlatOut haría que cualquier ideólogo de la DGT se rasgase las vestiduras de inmediato.

Liberar un poco de presión y estrés puede ser una de las buenas funciones que podemos dar a FlatOut: un juego de conducción al más puro estilo borrico y en el que lo que prima es, además de llegar primero, los destrozos que podamos realizar en el entorno en el que se desarrollan las carreras.

Técnicamente el juego es adecuado, aunque tiene algunos aspectos que destacan sobre otros. Si bien gráficamente no es ninguna maravilla (tanto en el modelado de los vehículos como en las pistas por las que nos movemos), la física tanto de la conducción como de la interacción con el entorno está muy conseguida. El uso de la palabra interacción es puramente eufemístico, ya que en realidad queremos decir la capacidad de provocar y recibir daños. Los golpes se reflejarán, a veces de una forma un poco exagerada, en la carrocería de nuestro vehículo, y las estructuras que destrocemos podrán resultar un problema ya que pueden romperse en cachos que se interpongan en nuestra conducción. El sonido es un aspecto interesante: a parte del conjunto esperado para reproducir los sonidos de motores, golpes y demás, el juego incluye una banda sonora de grupos de rock poco conocidos pero que ofrecen cierto ambiente al desarrollo.

La conducción de los vehículos es en general muy intuitiva, y es fácil tomar las riendas aunque (como es normal) no tanto dominarlo como para tener un buen nivel. La posibilidad de ir eligiendo vehículos y modificarlos con piezas que aumentarán la velocidad, maniobrabilidad y demás, también dan un toque de interés para que intentemos una y otra vez superarnos un poco más.

El juego desde luego hace un gran hincapié en el tema destrucción: ya bien dándonos dinero extra si al terminar las carreras normales hemos destrozado cierto tipo de objetos del entorno, o bien con las pruebas puntuables. Este segundo campo es en ocasiones bastante psicodélico, ya que dispondremos de pruebas como la de salto de longitud (en la que el piloto saldrá disparado por la ventana del parabrisas para ver a que distancia es capaz de llegar volando) hasta salto de altura, o combates al más puro estilo Destruction Derby.

En resumidas cuentas, FlatOut no va a ser el juego del año, pero resultará muy divertido a los aficionados al género, aunque su único interés pueda ser la orientación a una conducción salvaje y lo obvio de la representación de los destrozos.

Julio Canto