A pesar de los muchos beneficios que para algunos (tanto para empleados como para empresas, desde la conciliación familiar a la reducción de costes laborales) ha tenido el teletrabajo, hace meses que gradualmente muchas organizaciones han ido reduciendo la cantidad de personal y de horas en los que el trabajo a distancia era mayoritario para regresar al trabajo presencial.
Pero en algunos casos está surgiendo un inconveniente que llega a convertirse en obstáculo: No hay escritorios suficientes para todos. Una de las empresas que se ha encontrado con esta inesperada dificultad ha sido Tesla, cuyo fundador y CEO, Elon Musk, se ha mostrado tajantemente contrario al teletrabajo (calificándolo incluso de “para gandules”) pero tras decretar la vuelta generalizada de los empleados a las oficinas ha llegado la barrera.
La estrategia de Musk pasa por permitir el teletrabajo sólo si se pasan al menos 40 horas semanales en la oficina de manera presencial, por lo que dos años después de adoptar el trabajo remoto esta medida, en la práctica, elimina el teletrabajo. Lo que no entraba en las previsiones del CEO de Tesla es que desde que se inició la pandemia y los empleados se quedaron trabajando en casa ha habido nuevas contrataciones. Por lo tanto, al no haberse ampliado la instalaciones en consonancia con el aumento de plantilla, no hay físicamente espacio en las oficinas para acoger a los nuevos trabajadores.
Falta espacio dentro y fuera de las oficinas, puesto que además de no haber escritorios suficientes para acomodar a los empleados tampoco hay plazas de aparcamiento suficientes para que puedan estacionar sus vehículos. Y no se trata de una diferencia pequeña puesto que, según datos de Statista, la plantilla de Tesla prácticamente se ha duplicado en dos años. En 2019 era de 48.000 empleados y ahora es de 99.000, con lo que casi tendrían que compartir escritorio todos los trabajadores.
También hay que hacer notar que una buena parte de los empleados son integrantes de las plantillas de las fábricas y que mientras se han ampliado las cadenas de producción de las mismas o incluso se han abierto nuevas, como la Gigafactory de Berlín. Y evidentemente estos trabajadores no teletrabajaban. Pero todo el personal de oficina sí que se ha encontrado con que debe regresar (o llegar por primera vez, en el caso de los incorporados durante los últimos dos años) y no encuentra acomodo. O lo que es peor, incluso encontrándolo se tropiezan con obstáculos como una insuficiencia en las infraestructuras, como la reducción del ancho de banda disponible si se duplica el número de usuario de la red.
Esta circunstancia puede estar sucediendo también en otras empresas que a lo largo de estos últimos dos años hayan atravesado situaciones similares: primero potenciar el teletrabajo y en los últimos tiempos proscribirlo y obligar a los empleados a trabajar presencialmente desde las oficinas. Quienes hayan contratado nuevo personal o hayan optado por reducir el tamaño de las instalaciones se encontrará con el mismo problema que tienen ahora en Tesla.
Una posible solución es optar por fórmulas de trabajo híbrido en la que los empleados combinen unos días/horas de presencialidad con el resto de la jornada diaria o semanal en teletrabajo. Esto permitiría alternar entre dos o más empleados el uso de las instalaciones.
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