Fedora 10, una sólida opción para estaciones de trabajo y servidores
La última versión de Fedora, una distribución basada en Linux, ofrece a los usuarios una idea de lo que podrían encontrarse en las futuras distros de Red Hat.
Mirando bajo el capó de Fedora 10
Antes de nada, decir que hemos probado la nueva versión Fedora 10 en un portátil Lenovo ThinkPad T60, y en diferentes máquinas virtuales funcionando sobre Linux e incluso Sun. Igualmente, hemos puesto a prueba la versión x86-64 en un equipo propio que hemos preparado en el Laboratorio, con un procesador AMD Athlon 64.
El único problema de hardware que hemos encontrado con Fedora 10 durante nuestras pruebas, fue un problema en la autodetección del monitor de nuestra máquina AMD Athlon 64. A pesar de iniciar la interfaz gráfica, Fedora 10 nos presentaba un cursor parpadeante en la esquina superior izquierda de la pantalla. Por ello, tuvimos que actualizar la herramienta de configuración de pantalla desde los repositorios de Fedora, y utilizarla manualmente para indicar nuestra configuración.
Para una de las instalaciones realizadas sobre una máquina virtual, comencé instalando un Fedora 9, que luego actualicé a Fedora 10 sin problemas. Resulta agradable ver como Fedora incluye una utilidad específica para facilitar la actualización entre versiones.
Sin dejar el apartado de la instalación, vale la pena recalcar que Fedora ha hecho uno de los mejores trabajos entre las distribuciones Linux que hemos probado, para hacer realmente fácil la instalación sobre un disco duro encriptado. Ubuntu 8.10, la distribución de Canonical, no soporta configuraciones encriptadas en el disco estándar de instalación, y OpenSUSE, la de Novell, carece de cualquier apoyo para encriptar la partición root y swap.
Dicho esto, y como era de esperar, la nueva Fedora 10 cumple con esta característica, hasta el punto de estar encriptada por defecto en instalaciones de tipo Live realizadas sobre discos flash USB.
Fedora 10 ha continuado avanzando en el sistema de instalación y actualización de software PackageKit, el cual ofrece una interfaz gráfica para la distribución y gestión de paquetes Yum y RPM. Lo mejor de PackageKit , en este aspecto, es la integración con el entorno de gestión de permisos PolicyKit que se incluye en Fedora 10. Por ejemplo, es posible crear una configuración en la cual ciertos usuarios con derechos limitados están autorizados a instalar actualizaciones de software, firmadas o con firmas digitales pre-aprobadas, sin necesidad de introducir la contraseña administrativa.
Red Hat ha ido construyendo un completo soporte para la virtualización open-source durante los últimos años. Primero sobre la base de Xen, y últimamente centrándose más en torno KVM (Kernel Virtual Machine). En Fedora 10, el gestor de máquinas virtuales de Red Hat incluido, y la utilidad para crear máquinas virtuales han sufrido importantes mejoras, fundamentalmente relacionadas con la creación de nuestras máquinas virtuales en servidores remotos con Xen o KVM.
Otra novedad relativamente pequeña, pero que vale la pena explicar, es la mejora que hemos observado con la adición de las ubicaciones “/usr/local/sbin”, “/usr/sbin” y “/sbin” como localizaciones por defecto en el PATH de los usuarios. En dichas ubicaciones se encuentran un buen número de herramientas para la línea de comandos. Algunas muy útiles para los usuarios que no sean root, como ifconfig, que proporciona información del estado de la red. De esta forma, el pequeño cambio del PATH por defecto del usuario hace que ejecutar una de estas herramientas sea tan simple como teclear su nombre, en vez de la ruta completa donde se ubican, como ocurría anteriormente.