El próximo martes 17 de mayo, se cumplirán cuatro años desde que Facebook salió al parqué en una de las OPVs más sonadas de los últimos tiempos. Hacía ya tiempo que se decía que la red social tenía que dar el paso y salir a Bolsa, pero Mark Zuckerberg lo retrasó todo lo que pudo, pero finalmente en febrero de 2012 hicieron pública la decisión entregando al SEC la documentación. Tenían 845 millones de usuarios activos mensuales.
Hace cuatro años Mark Zuckerberg seguía sin ser visto como el CEO que necesitaba una compañía como Facebook. Aunque había mejorado mucho en sus intervenciones públicas gracias a los cursos que tomó (ya no sudaba tanto ni parecía tan nervioso), eran muchos los que todavía creían que Zuckerberg era demasiado joven y con muy poca experiencia para seguir al timón. Además, se dudaba mucho que las redes sociales pudieran ser rentables, por lo que la accidentada salida al parqué de Facebook el 17 de mayo y los desastrosos meses siguientes no hicieron más que dar la razón a los escépticos.
Porque Facebook empezó en Bolsa con mal pie. La salida se retrasó media hora por problemas técnicos de NASDAQ, fallos que se sucedieron durante todo el día, confundiendo a muchos inversores que no sabían si habían comprado acciones o no y haciendo que mucha gente perdiera bastante dinero. El precio de salida fue de 38 dólares y durante esas primeras horas se alcanzaron los 45, pero pasarían meses antes de que Facebook volviera a ver esas cifras.
El primer año fue digno de las pesadillas que seguro que tuvo Mark Zuckerberg. El día del primer aniversario como compañía pública, los títulos de la red social valían únicamente 26 dólares, a pesar de haber finalmente empezado a hacer dinero también con los usuarios móviles y haber alcanzado los 1.000 millones de usuarios. Habían gastado también 1.000 millones de dólares en hacerse con Instagram y nadie entendía bien cuál era la estrategia de Zuckerberg.
Confiar en el CEO de Facebook parece ahora mucho más sencillo. Muchas de sus decisiones son caras y no se entienden (las compras de Whatsapp y Oculus Rift, por ejemplo), pero Wall Street ha aprendido que Zuckerberg piensa a largo plazo. Y un vistazo general a los gráficos de estos primeros años dejan claro que algo debe de estar haciendo bien: tras esos primeros meses horribles, las acciones no han hecho más que aumentar de valor, superando los 100 dólares por primera vez en octubre de 2015.
No obstante, las voces críticas empiezan también a aparecer, indicando que el amor de Wall Street a Facebook tiene los días contados. ¿La razón? El anuncio hace un par de semanas de que Facebook planea crear una emisión de nuevas acciones, como hizo Google hace unos años: las acciones existentes cotizarán bajo un nuevo símbolo y las nuevas, de clase C, seguirán bajo la misma denominación en Nasdaq. Cada inversor tendrá dos nuevos títulos por cada uno que ya tuviese. ¿El problema? Los nuevos títulos no dan al portador derecho a voto.
La idea, claro, es mantener el poder en manos de Mark Zuckerberg, algo que no ha gustado a muchos: Facebook se enfrenta ya a un par de demandas por partes de inversores a raíz de la decisión.
Lo que se esconde detrás del descontento, no obstante, no es más que una señal de que a Facebook le va muy bien y que se espera que le vaya todavía mejor y en la que quieren mantener cierto control. ¿Tienen límite las acciones de Facebook? ¿Habrá techo? Los próximos años darán la respuesta.
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