Facebook e Instagram, un año de amor

El martes se cumplirá un año desde que Facebook anunció la compra de Instagram por mil millones de dólares. Doce meses en los que la app de fotos sufrió las consecuencias de la compra y sirvió como excusa para una guerra contra Twitter.

Hace un año todos los usuarios de teléfonos Android celebraban felices la llegada de Instagram a la Play Store. Las fotos con filtros retro ya no serían exclusivas de los usuarios de iPhone, todo se democratizaba. La llegada a Android provocó una avalancha de descargas y el crecimiento espectacular de la app. Entonces Mark Zuckerberg, en plena preparación  de la OPV de Facebook, se fijó en ella. “Compro”, dijo. Y puso mil millones de dólares sobre la mesa. La decisión fue suya y solo suya y se anunció el 9 de abril de 2012. Este martes hará un año.

La noticia no dejó a nadie indiferente: ¿es una buena idea hacerlo poco antes de la salida a bolsa? ¿no serán mil millones de dólares demasiado por una simple app? ¿qué planes tiene Facebook para Instagram? El miedo y la desconfianza se extendieron entre muchos usuarios, que veían un futuro en el que Instagram desaparecía del resto de las redes sociales o, peor todavía, se integraba totalmente en Facebook. Muchos amenazaron con abandonar la app, aunque Zuckerberg intentaba tranquilizarlos. Pero como con el paso del tiempo todo seguía igual, fueron muchos los que se olvidaron.

Todos volvieron a acordarse de quién era el dueño de Instagram en diciembre, cuando de pronto la app cambió sus términos de servicio y privacidad provocando lo que ellos definieron como un malentendido. Los usuarios entendieron que las fotos pasaban a ser propiedad de Instagram (ergo, de Facebook) y que estos tenían derecho a venderlas sin su permiso. Escándalo y fuga de usuarios. Instagram dio un paso atrás y devolvió los términos a su estado original. El daño estaba hecho, aunque una vez más se olvidó rápidamente.

Twitter, el amante despechado

Pero si una consecuencia importante tuvo la compra de Instagram por parte de Facebook esta fue la del inicio de una profunda enemistad con Twitter. Hasta entonces, el mundo de las redes sociales parecía libre de guerras, todas eran más o menos amigas, se integraban unas en otras, miraban con algo de recelo a las recién llegadas (Google+ nunca fue muy popular) y, en definitiva, convivían pacíficamente. Pero que Facebook comprara Instagram no le sentó nada bien a Twitter. De pronto descubríamos un triángulo amoroso.

Un objeto de deseo, Instagram. Un pretendiente principal, Twitter. Según se supo más tarde, Twitter se había fijado en Instagram mucho antes de que llegara Facebook arrasando con todo, y había hasta un acuerdo verbal que cerraba la compra de la app por parte de la red de microblogging. Pero las palabras se las lleva el viento e Instagram se fue con un nuevo pretendiente más alto, guapo y, sobre todo, poderoso. Twitter pasó a Facebook a su lista negra, aunque nunca lo dijese directamente.

Así, como en el clásico caso en el que el perdedor de un triángulo amoroso sonríe y dice “oh, no, no pasa nada, si os queréis…” pero luego elimina a la nueva pareja de sus amigos en Facebook, Twitter empezó su venganza en silencio. Eliminó la posibilidad de que los usuarios de Instagram pudiesen encontrar contactos en la red de microblogging y, ya en diciembre, eliminó la posibilidad de ver las fotos de la app directamente en el timeline. Mientras, añadió sus propios filtros y empezó a salir con alguien nuevo, Vine (app comprada en octubre y lanzada en esos días). Facebook también estaba molesto y contestó con ataques a la app de vídeos.

Facebook e Instagram celebran esta semana su primer aniversario. ¿Hablarán de Twitter? ¿Criticarán a Vine? ¿O hablarán de ese futuro soñado en el que controlan el universo móvil y Twitter les suplica el perdón?