Las guerras tecnológicas no solo se traducen en demandas por infracción de patentes. Esas son las guerras old-school, las de toda la vida, las de fabricantes de cosas tangibles. Las guerras de los más jóvenes, las de las compañías de Internet, son más sutiles. El gran ejemplo es el enfrentamiento que desde hace ya bastantes meses protagonizan Twitter y Facebook. No hablan directamente la una de la otra, generalizan en sus explicaciones y no meten a jueces por el medio. Una guerra fría de libro.
La culpa de todo la tiene Instagram, por lo menos si buscamos dónde está el inicio del problema. Cuando la app era independiente, Twitter se interesó por ella y quiso comprarla. Hizo una oferta de unos 500 millones de dólares. Una oferta verbal que, según parece, Instagram aceptó también verbalmente. Pero entonces llegó Facebook y puso 1000 millones sobre la mesa. Las palabras se las lleva el viento, pensó Instagram, y se entregó a Mark Zuckerberg.
La reacción de Twitter llegó un par de meses después, dando el primer paso de esa guerra fría: de pronto, los usuarios de Instagram ya no podían buscar amigos entre sus contactos de Twitter. La red de microblogging había retirado el acceso a esos datos para la app de fotos. Facebook se pensó unos meses cuál sería su respuesta. Llegó en diciembre: las fotos de Instagram ya no aparecían directamente en el feed de Twitter, había que visitar la web de la app. Twitter, por su parte, aprovechó para lanzar sus propios filtros fotográficos.
Segundo episodio: Vine
El segundo episodio de esta guerra fría entre ambas firmas tuvo lugar estos últimos días, aprovechando el lanzamiento de Vine, app que compró Twitter en octubre. Los acontecimientos fueron rápidos: pocas horas después de la llegada de Vine a la App Store, desaparecía la posibilidad de buscar contactos entre los amigos de Facebook. La red social ofrecía una explicación general en la que no nombraba ni a la app ni a Twitter, asegurando el acceso a la API de Facebook se retira “a algunas apps” cuando no hay reciprocidad o cuando su actividad es redundante con algo que hace Facebook.
En el análisis de esa explicación, no obstante, se ve que Facebook se ha saltado sus propias normas con respecto a Vine. La app sí permite a los usuarios compartir sus vídeos en Facebook, por lo que no puede ser acusada de no ser recíproca. Además, si bien Facebook sí tiene herramientas de vídeo por las que podría acusar a Vine de redundante, a apps similares como Viddy o iMovie no se les ha cortado el acceso a la API.
¿Quién ganará la guerra? ¿Pasará algún día de ser una guerra fría a algo más tipo Samsung y Apple? ¿Se acusarán diciendo nombres? De momento la cosa está en un estado más pasivo-agresivo que real, evitando además atacarse de forma directa. No es Facebook quien se enfrenta a Twitter o viceversa. Es Facebook contra Vine, Twitter contra Instagram. ¿Se atreverán a dar la cara o simplemente acabarán haciendo las paces?
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