Fábricas TIC en Vietnam: el día a día de sus trabajadores
Vietnam es un país muy barato en cuanto a mano de obra se refiere. Hemos estado con los trabajadores de Panasonic y Canon en Hanoi que cuentan su situación.
Los trabajadores de Canon y Panasonic aseguran que no hay menores de 18 años trabajando en las fábricas, un tema que siempre preocupa. Y realmente, no hay indicio de que esto suceda. Sin embargo, teniendo en cuenta las condiciones laborales de los empleados, no parece que sea tan necesario acudir a la mano de obra de menores.
El perfil de los trabajadores de las fábricas que Canon y Panasonic tienen en el distrito vietnamita de Dong Anh son gente joven, casi todos estudiantes, con poco conocimiento sobre el sector tecnológico (de hecho, muchos de ellos conocen a la perfección su tarea, siempre la misma, pero no saben explicar bien cuál es la finalidad de todo el proceso) y en su mayoría mujeres que se dedican a estudiar en las horas libres que les queda al día, en las escuelas de educación superior que se instalaron en el barrio con la llegada de las fábricas. Casi todos estudian finanzas, negocios o administración. Son temas muy interesantes en un país donde desde los medios no les llegan más que noticias sobre ‘desarrollo económico’.
La mayoría de estos trabajadores han llegado desde otras provincias. Zonas rurales en las que, en muchas ocasiones, sus familias viven de lo que cultivan, es decir, economía de subsistencia, por lo que no cuentan con un salario. Estos jóvenes se mudaron a Dong Anh para trabajar, poder pagarse unos estudios y poder mandar dinero a sus familias. La mayoría encontraron el trabajo porque vieron algún cartel colgado por su pueblo o porque algún amigo les avisó. Dice Nu Thi Luong, que es fácil conseguir trabajo.
Se definen a sí mismos como trabajadores de cuello azul (collar blue workers), ese concepto surgido durante la revolución industrial del Siglo XIX para definir al proletariado que se dedicaba a las industrias y fábricas. Estos jóvenes cubren con creces las necesidades de una fábrica cuando quiere ahorrar costes. Veamos su situación laboral:
La joven Thuy Dat Nguyen, de 21 años trabaja entre 8 y 12 horas diarias, seis días a la semana en Panasonic en la división que fabrica smartphones. Los descansos que tienen entre las 8 de la mañana y las 5 de la tarde son dos de 10 minutos cada uno y otro descanso de una hora para comer. Su labor, como la de todos sus compañeros es casi automática. A Thuy le toca comprobar si el pegamento que su anterior compañero ha colocado en el teléfono está bien puesto para que el siguiente trabajador le pueda pegar el pequeño dispositivo para el audio. Así hasta, según calcula la joven, unos 10.000 teléfonos al día. De pie. A un metro de sus otros dos compañeros. Uno a la derecha y otro a la izquierda. Pero no puede hablar nada con ellos.
Comenta Loan Thu Nguyen, de 21 años, entre risas, que todas las mañanas sus supervisores hacen a toda la plantilla repetir al unísono algo así como que prometen que no hablarán durante su jornada laboral.
Tuyen Ngoc Thi Nguyen, que trabaja en Canon en la división que fabrica impresoras y se encarga de comprobar que la función que permite el intercambio de información de la impresora con el ordenador se ha instalado bien, gracias a una máquina, dice que en Canon no han de repetir todas las mañanas ninguna frase como sí hace Panasonic. Pero sí reconoce que durante el curso de formación que duró tres días (con las horas pagadas), la empresa hace a los trabajadores prometen que “trabajarán bien” y que se comprometen a “hacer mejores productos” y que de vez en cuando algún supervisor les repite que “hoy vamos a intentar todos juntos hacer productos mejores”.
En ese curso de formación obligatorio, se dan a conocer los derechos de los trabajadores y les explican cuál será su tarea diaria. Todas aseguran conocer sus derechos como empleados de Canon y Panasonic. Las vacaciones anuales son los 10 días del año nuevo vietnamita, unos días casi sagrados en los que el país se paraliza porque casi todo el mundo se vuelca en la familia y en los que es casi difícil encontrar establecimientos abiertos.
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