Margaret Lewis, Directora de Soluciones Empresariales y Estrategia de Software de AMD, nos explica la crítica importancia de las reducciones en el consumo eléctrico de la empresa gracias a la Virtualización.
La virtualización se ha convertido en poco tiempo en una “fruta madura” para aquellas empresas que desean reducir los costes operativos de sus centros de datos. Los análisis del sector muestran que entre un 60% y un 80% de los departamentos de IT están ya inmersos en proyectos de virtualización. El motivo es muy simple: al reducirse el número y tipo de servidores que soportan sus aplicaciones de negocio, las empresas pueden reducir de forma drástica el consumo eléctrico y ahorrar mucho dinero con ello. Menos servidores no solamente significa menos consumo, sino también menos necesidad de refrigeración y menos espacio necesario para todo el equipamiento: en definitiva, un entorno más fácil de administrar y que permite un uso mucho más eficiente de todos los recursos (energía, espacio físico, cableado, infraestructura, instalaciones anexas, etc.) del centro de datos.
Además, cada día aumenta el atractivo que tiene la virtualización para aquellas organizaciones que quieren maximizar el potencial de sus recursos informáticos y sus aplicaciones basadas en servidor. Entre otros beneficios, los servidores virtuales permiten reducir la dependencia actual con respecto a servidores antiguos, ya fuera de garantía. En la mayoría de los casos, estas máquinas viejas, con un hardware y sistema operativo obsoletos, necesitan una cantidad desmesurada de soporte técnico y atención. Frente a ello, la virtualización permite a los responsables de IT deshacerse tranquilamente de estas viejas glorias y consolidar los servidores que ejecutan las aplicaciones de línea de negocio, consiguiendo así una infraestructura optimizada, un nivel más elevado de utilización del servidor y una reducción muy notable de los costes de mantenimiento e infraestructura.
Aún más: la virtualización puede ayudarles a ampliar la vida útil de las aplicaciones desarrolladas internamente en las organizaciones. En el pasado, sin la virtualización, las empresas no tenían argumentos para justificar el mantener intactas estas aplicaciones, puesto que el coste de soporte y mantenimiento del hardware y el sistema operativo asociados era excesivamente elevado. Ahora, gracias a la virtualización, ya no hay necesidad de migrar las aplicaciones a medida para actualizarlas a las últimas versiones de hardware y S.O. Ahora las empresas no tienen más que crear una máquina virtual dedicada para estas aplicaciones antiguas y ejecutarlas junto con las demás máquinas virtuales donde se ejecutan las aplicaciones estándar, y todas ellas compartiendo un mismo hardware, perfectamente actualizado con las últimas tecnologías. Con la virtualización se protegen las inversiones.