Los beneficios de la transformación digital son potencialmente ilimitados, con formas casi infinitas de mantenernos conectados con la tecnología que optimiza la eficiencia, el ahorro de costes y la ventaja competitiva. La crisis del COVID-19 ha acelerado el ritmo ya vertiginoso de la transformación digital, que ahora influye en prácticamente todos los aspectos de nuestras vidas.
Pero aquí está la cuestión: ¿hasta qué punto es importante la usabilidad y el diseño de la interfaz del usuario a la hora de desarrollar tecnología? Este es uno de los temas que se analiza en el marco del Día Mundial de la Usabilidad, que este año se celebra el 11 de noviembre bajo la temática “El diseño de nuestro mundo online: confianza, ética e integridad”.
En este punto sería interesante plantearnos cómo se mitigan los posibles riesgos éticos y las consecuencias no deseadas de la incorporación de tecnologías emergentes. Esto es especialmente relevante si atendemos a los datos de un reciente estudio de la empresa de análisis FICO, que afirma que casi dos tercios de los altos ejecutivos no pueden explicar cómo se toman las decisiones o predicciones específicas de los modelos de inteligencia artificial, y el 73% de los encuestados afirma tener dificultades para conseguir el apoyo de estos ejecutivos para dar prioridad a la ética de la IA.
Es aquí donde entra la Tecnología de Interés Público (TIP). Para sacar el máximo provecho de la tecnología, no basta con pensar “yo la construyo y ellos ya la venderán” ya que, en este sentido, es mucho mejor adoptar un enfoque de la innovación centrado en el ser humano con estrategias que inviertan en investigación, educación y formas de desplegar la tecnología que protejan y beneficien a la sociedad. De esta manera, el reto ahora es analizar qué implicaciones éticas tiene el diseño de la tecnología y cómo debemos diseñar para que sea accesible e inclusiva y garantizar así que todo el mundo pueda utilizarla.
En mi opinión, creo que no es posible hablar del valor de la tecnología sin hablar también de ética y de la usabilidad. Los desarrolladores de tecnología y las empresas invierten en innovación para mejorar la vida de las personas, resolviendo problemas existentes y eliminando barreras por lo que cualquier tecnología que traiga consigo más frustración o confusión para los usuarios va, sin duda, en contra de su propósito.
Cuando hablamos de la usabilidad, en muchas ocasiones pensamos únicamente en aplicaciones de consumo, pero este aspecto también puede ser fundamental para los usuarios profesionales. A medida que la tecnología se ha ido incorporando cada vez más a nuestra vida cotidiana, las diferencias entre las herramientas dirigidas al consumidor y las profesionales se han ido reduciendo de manera significativa ya que la gente espera que la elegancia y la comodidad de la tecnología que utiliza en su vida personal se extienda también al mundo laboral. Por ejemplo, un empleado que utiliza frecuentemente una aplicación puede querer la máxima densidad de información y un énfasis en minimizar los clics. Por tanto, un diseño de UX escaso y de varios pasos dirigido a un usuario novel puede no satisfacer esas necesidades.
No obstante, la usabilidad no se trata únicamente de diseño y comodidad, sino que también hay que tener en cuenta otros aspectos como el ahorro o la posibilidad de maximizar el retorno de la inversión. Aunque parezca obvio que la tecnología puede ahorrar tiempo y dinero a las empresas a través de la automatización de las tareas repetitivas y reduciendo los errores, este ahorro no será tal si los empleados o los clientes tardan demasiado en saber cómo completar una tarea, o si las aplicaciones mal diseñadas hacen que se cometan más errores. Por lo tanto, la aplicación adecuada de las prácticas de investigación y diseño de UX ayuda a garantizar la máxima racionalización de las actividades y generando el correspondiente ahorro.
A la hora de trabajar todo lo relacionado con la usabilidad, en Appian nos centramos en dos misiones principales: por un lado, somos responsables de diseñar la mejor usabilidad para que los desarrolladores low-code construyan de manera fácil y rápida sus aplicaciones utilizando la plataforma Appian. Por otro lado, proporcionamos materiales de formación y patrones de diseño reutilizables para guiar a esos desarrolladores a crear la mejor experiencia para sus usuarios.
En este sentido, Appian mantiene lo que creemos que es el mejor equilibrio entre las restricciones útiles y la flexibilidad necesaria en las opciones de diseño de la interfaz de usuario. Nuestro sistema de diseño SAIL proporciona una biblioteca de componentes que están certificados para funcionar en los navegadores web modernos y en las aplicaciones de Appian para iOS y Android, a la vez que cumplen con los últimos requisitos de seguridad y accesibilidad. Así, en lugar de tener que construir interfaces de usuario desde cero, los desarrolladores simplemente configuran nuestros componentes utilizando nuestro Diseñador de Interfaces low-code. Si bien es cierto que esto ahorra mucho tiempo y esfuerzo de desarrollo, la principal recompensa de UX que hemos visto es que permite a los equipos de proyecto invertir más en usabilidad, investigación de usuarios, pruebas y otros aspectos que ayudan a la empresa a conseguir un mejor resultado en menos tiempo.
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