La conectividad es un factor clave en la construcción de nuestro futuro. Gracias a ella podremos conseguir que todas las personas tengan acceso a las mismas oportunidades, logrando una sociedad más justa. Por ello, cualquier intento dirigido a alcanzar un mundo mejor debe reforzar la conectividad, ya que solo así se hará realidad la próxima generación de innovaciones digitales y se garantizará que los avances conseguidos sean inclusivos, sustanciales y sostenibles.
Los servicios públicos más básicos ya se han digitalizado o están en el proceso de hacerlo, por lo que la conectividad tiene un impacto directo en la vida de los ciudadanos. De esta forma, contar con infraestructuras más robustas se convierte en una necesidad en la era digital, pero también en un derecho fundamental de las personas.
Esta nueva realidad se va construyendo sobre los cimientos de las smart cities. En el informe “Ciudades inteligentes y crecimiento inclusivo” de la OCDE, se destaca el papel que pueden desempeñar los gobiernos de cada nación para lograr el acceso de las personas a soluciones innovadoras que permitan el desarrollo de sus capacidades y de su crecimiento personal y económico.
En este nuevo escenario, los datos y la conectividad ya se han convertido en el elemento vital de las ciudades inteligentes. Está previsto que durante los próximos cinco años los humanos y las máquinas generen un mínimo de 175 Zettabytes de datos. Un zettabyte es el equivalente a un billón de gigabytes, lo que supone, aproximadamente, la capacidad de almacenamiento de 250.000 millones de DVDs. Es por ello que los gobiernos locales deben prepararse adecuadamente para poder afrontar esta evolución con eficacia. Por suerte, la llegada de 5G puede ayudar a superar con éxito los retos relacionados con la era de los datos.
El 5G es el factor clave para alcanzar experiencias que alguna vez fueron solo producto de nuestra imaginación. Hará realidad las ciudades inteligentes hiperconectadas y sensibles a las aspiraciones de un mundo mejor y más justo, con vehículos autónomos y servicios personalizados en tiempo real. Llevará el teletrabajo que hoy conocemos a un nivel superior, haciendo de la realidad mixta un verdadero protagonista del lugar de trabajo, ya sea mediante cursos de formación en tres dimensiones o a través de cirugías médicas de precisión en remoto.
La tecnología 5G está sentando, de esta forma, las bases de la conectividad de próxima generación, al facilitar el acceso a capacidades digitales a velocidades increíbles. Ante esta oportunidad, todos deben estar preparados. Los gobiernos que impulsan la transformación digital de sus servicios y economías se situarán al frente de las innovaciones de vanguardia, algo que en estos momentos solo es posible mediante la convergencia de tecnologías digitales que se encuentran en proceso de maduración y que tienen el potencial de impulsar nuevos sectores económicos y de conectar a los ciudadanos con su futuro digital.
Prepararse para 5G supone una oportunidad única para enfocar la recuperación económica manteniendo una mayor equidad en el acceso a la tecnología transformacional y para orientarse hacia un mundo digital híbrido. Esto conlleva ayudar a las organizaciones a entender lo que 5G puede suponer para ellas y formarlas para que sepan utilizar esta tecnología en sus procesos de transformación. El papel de los gobiernos se vuelve, así, fundamental para mantener el ritmo de cambio, elevar las perspectivas económicas y allanar el camino para las innovaciones futuras.
Un elemento fundamental en este cambio es la computación en el Edge, que se convierte en el requisito previo para la conectividad 5G y que ya está impulsando los dispositivos IoT que conectan nuestras ciudades y hogares. Al aprovechar el potencial del Edge, que puede capturar, almacenar, procesar y analizar datos allí donde se generan, en lugar de en una ubicación de procesamiento de datos centralizada, podremos acelerar y liberar el poder del 5G en cualquier entorno.
Un ejemplo práctico del Edge Computing y de las posibilidades del 5G son los gemelos digitales. En el caso de las smart cities, los gemelos digitales proporcionan representaciones virtuales de los activos físicos de la ciudad, utilizando la analítica de datos y el aprendizaje automático para actualizar modelos de simulación en tiempo real a medida que cambian sus equivalentes físicos. Esta tecnología no es nueva. El concepto de hacer un duplicado o “gemelo” de un activo para permitir simulaciones y predecir resultados basados en cambios en ciertas condiciones operativas tiene su origen en la década de 1960, con el programa espacial Apollo. Desde entonces, ha evolucionado mucho, consiguiendo convertir los procesos de dos días en otros de dos horas.
Los avances del Edge Computing y del procesamiento en memoria, habilitados por la computación escalable, junto con las nuevas tecnologías de red como 5G, que soportan la transmisión de datos, hacen posible la interconexión de estos gemelos, convirtiéndolos en una parte esencial de todo, desde la planificación de las ciudades hasta la mejora de la atención médica, permitiendo que las ciudades inteligentes sigan funcionando de manera segura y logrando una innovación sostenible.
En Singapur se ha creado un gemelo digital completo de la ciudad-nación para rastrear el tráfico, la contaminación, el clima y el diseño de la ciudad. Esto permite a sus gestores comprobar las opciones de accesibilidad, ver el impacto potencial de las nuevas construcciones, administrar respuestas de emergencia y monitorizar la salud general de la urbe. Otro ejemplo es el sector sanitario, donde se están creando gemelos digitales de pulmones de cada paciente, lo que ayuda a tomar decisiones personalizadas sobre el uso de ventiladores en el tratamiento de enfermos con COVID-19.
Gracias a todos los posibles casos de uso que existen, se prevé que el mercado de gemelos digitales crezca rápidamente en los próximos años, pasando de 3.100 millones de dólares en 2020 a 48.200 millones de dólares en 2026. Esto no sería posible sin la convergencia de las tecnologías de conectividad y digitales o sin el fomento de la innovación.
De cara al futuro, las tecnologías de conectividad, como 5G, ayudarán a construir nuestras ciudades y a garantizar un modelo de vida más equitativo y sostenible. Los desarrollos de gemelos digitales proporcionan solo una pequeña ventana a lo que es posible. Con las rápidas velocidades y la alta latencia del 5G, tenemos la oportunidad de presenciar la innovación en su máxima expresión para hacer realidad lo inimaginable. Poner esto en el ámbito de las Smart cities demuestra el valor que puede aportar a los ciudadanos, al tiempo que destaca la importancia de mantener un diseño centrado en las personas. En última instancia, los gobiernos pueden armarse con datos críticos que servirán para ayudar a satisfacer las necesidades de su población. Será un futuro en el que todos ganan.
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