En momentos de recesión económica como el actual, la tecnología se convierte en un factor clave para la supervivencia de las organizaciones. Términos como “transformación digital” o “digitalización” son cada vez más relevantes, e incluso, imprescindibles para los órganos de decisión.
Durante el 2023, las empresas continuarán este proceso de sumarse a la transformación digital, más obligadas que nunca por el difícil contexto general. Entre estas compañías también se encuentran las cadenas de suministro, que no solo se ven afectadas por la coyuntura económica actual, sino también por la escasez de materias primas. Ante esta nueva realidad, las cadenas de suministro deben tomar nuevas medidas inteligentes y tecnológicas para salir más fuertes de esta situación y protegerse ante nuevas y potenciales amenazas.
Pero ¿cómo puede la tecnología potenciar esta cadena de suministro? A través de la centralización, automatización y optimización de procesos, gracias al IoT, machine learning e Inteligencia Artificial. Hablamos, por ejemplo, del proveedor que recoge la materia prima y la tiene que llevar al punto de fabricación. Si una empresa introduce mejoras en esta primera fase de la cadena, ello supone una inversión inicial, pero un ahorro de costes a largo plazo, ya que mejora su sostenibilidad, time to market y reduce riesgos, gracias al manejo de variables internas y externas que puedan afectar a cualquier punto de la cadena de suministro.
La tecnología presta ayuda en todos los pasos anteriores, desde aplicaciones que se comunican con soluciones Cloud, e indican cuál es la mejor estrategia en cada punto, hasta la integración con aplicaciones ya existentes en el mercado (tráfico, meteorología, etc.). En el contexto actual, nos permite ahorrar costes y maximizar el rendimiento de cada pieza de la cadena, con un resultado final óptimo. Por todo ello, la digitalización nos permite ser previsibles, así como mejorar la disponibilidad y el uso de los medios corporativos. Si no lo hacemos, la organización quedará relegada en el mercado por otros competidores que sí lo hagan.
La mitad de las compañías industriales invertirá en planes de transformación digital, lo que lleva a reafirmar el crecimiento de la digitalización en el sector. Estos datos indican que una inversión en este punto permite a las organizaciones, de todos los tamaños y sectores, reducir sus costes de producción y desarrollo, tanto en el corto plazo como en el futuro. Asimismo, les facilita mejorar la competitividad y la rentabilidad a largo plazo.
Aunque no sabemos si esta digitalización llegará al 100% de todas las organizaciones actuales, sobre todo por limitaciones sociales y culturales, estamos observando cómo la concienciación en transformación digital crece cada día más en el sector.
Está claro que la tecnología es un buen habilitador que ayuda a mejorar los procesos dentro de la cadena de suministro, hacerlos más eficientes y reducir la capa de costes, además de ser un activo importante con un reporte de beneficios suficiente, como para que siga siendo imprescindible, para las distintas industrias y pese a la inflación galopante que amenaza a la mayoría de ellas.
Aunque nos queda mucho camino por recorrer, pero estamos avanzando en la dirección correcta.
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